Opinión

Meneando el esqueleto

Los dos tanatorios del pueblo están tan concurridos como el baile de los mayores los fines de semana en el centro social. Cuando coincide la 'fiesta', el personal reparte el tiempo para no perderse los dos grandes focos de la vida social. Galicia sigue velando a los muertos bastante bien, aunque ya son pocas las familias que se queden acompañando al finado durante la noche, incluso en el rural. Las probabilidades de que te coincida un entierro en cada visita son muy altas, como si la gente no se cansase de morir.

Pero si el fallecido es casi centenario, hasta la prudencia se parte la caja con las historias que cuentan. 

El enganche a la serie 'Fariña' es brutal en una tierra que ha padecido las consecuencias del narcotráfico. Desde hace décadas se relaciona con la droga a todo el que hace un duro, aunque la sospecha sea infundada.

"Tamén dixeron que ese andaba metido na 'fariña porque os de Fisterra non saían do seu negocio", comentó alguien sobre un hostelero que amasó unos duros sirviendo comidas. Pero un hombre que escuchó el comentario salió al corte de la acusación. Cuando eran mozos jugaron un partido en el pueblo de al lado. En el descanso se les presentó el hombre y les dijo que al acabar el encuentro esperaba a todos los jugadores en su restaurante.

La plantilla se había reforzado con unos cuantos futbolistas de Fisterra. Al llegar al establecimiento se encontraron con varias fuentes repletas de carne con patatas en unos tiempos en los que escaseaba la comida y sobraba el hambre. Los chavales se dieron un atracón como si estuviesen en una boda. Y desde ese día cambiaron el lugar de reunión tras los partidos.

El tipo añadió que el establecimiento al que acudían antes de la inesperada invitación estaba atendido por un manco y un mudo, por lo que les dio pena cambiar el punto de encuentro, pero como se sentían tan agradecidos no les quedó más remedio que corresponder a la generosidad. Los jugadores se hicieron adultos y allí celebraron sus bodas, los bautizos de los hijos y también las comuniones.

Pasados los años, el hostelero les confesó que la carne con patatas era la que había sobrado de una boda y decidió promocionar su negocio al mismo tiempo que evitaba el desperdicio. Inventó el 'marketing' de la carne con patatas, aunque la fariña lleva la culpa. 

Te puede interesar