Opinión

Menos y más burros

Somos menos y seremos más burros, aunque nadie puede discutir que el futuro pertenece a los que vienen y no a los que se aproximan a la fecha de despedirse. La biología es implacable tanto con el ágrafo como con el profesor. Según el informe 'Panorama de la Educación 2017' elaborado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), uno de cada tres españoles en edades comprendidas entre los 25 y los 34 años no ha estudiado el Bachillerato. Y llevamos así varios cursos. 

En el colegio se insiste a los alumnos en que sin titulación aumentan notablemente las posibilidades de pasarse la vida ocupado como lavaplatos, pero hace tiempo que el ejemplo cojea, sobre todo cuando un fulano que sólo completó la ESO comprueba que a su lado friega suelos o despacha cafés un tipo con carrera superior y dominio de idiomas. 

El Foro de Davos advierte de que España desaprovecha un tercio de su talento. Entre la osadía que emigra, como sufrimos en Galicia, y los conocimientos que se malgastan en tareas impropias a las capacidades adquiridas tras años de estudio –es difícil ponerse estupendo cuando se trata de llenar el puchero–, el horizonte se presenta errático en una sociedad en la que la máquina realizará el trabajo físico.

Muchos adolescentes se agarran a la excusa de que una formación superior no es garantía de un buen puesto de trabajo, y pueden tener razón si se examinan los datos actuales. Pero es bueno saber qué ha pasado en Cataluña en las últimas décadas, por qué Galicia sigue a la cola en los indicadores económicos a pesar de sus gigantescos recursos naturales o quién fue Franco para tener criterio propio sobre lo que sucede a tu alrededor y otros no decidan por ti. 

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