Opinión

La muralla se escacharra contra Paco

En noviembre de 2010, este chófer de anécdotas mantuvo una conversación de dos horas con Francisco Cacharro Pardo, el hombre que presidió la Diputación de Lugo durante 24 años. Apareció caminando bajo un paraguas a buen paso para los 74 años que estaba a punto de cumplir. Aceptó ser fotografiado delante de la institución provincial pero sin sobrepasar la acera "porque ahora ya están otros". Y ahí siguen gracias a que Fraga y Feijóo comenzaron a capar la boina del PP por Paco Cacharro, ya que el Patrón lo consideraba "un desobediente porque no le dejaba mangonear en Lugo". La primera sorpresa fue su agilidad y la pasión por el tabaco. La segunda llegó porque hablaba a quemarropa y muchas de sus reflexiones quemaban sin importarle las espinas de la pregunta.

"Me acusaron de haber crucificado a Cristo, de los temporales, de los terremotos... De todo me han acusado, pero puedo con todo", afirmó. No se mordió la lengua ni con la operación 'Muralla': "No pasé ningún miedo porque sabía lo que había. Aquello fue una operación radiotelevisada. Antes de que supiésemos nada teníamos hasta los jardines invadidos de medios, incluso de Madrid. Alguien los había avisado y todo aquello no daba de sí. Se investigó la compra de señales para su reposición en la red de carreteras y el presupuesto medio anual era de dos millones de pesetas, y los presupuestos de obras, cuyo importe de las carreteritas viene siendo 1.200 euros. Es como el gasto en bolígrafos de una oficina. El fiscal sumó el coste de las señales en diez años y era de 16 o 17 millones de pesetas. Pude negarme al registro, pero si lo llego a hacer iban a decir no sé qué cosas. Lo permití e hicieron una chapuza, recogieron una pila de papeles, los metieron en cajas y pasó más de una semana hasta que llegaron al juzgado. No se hizo una relación de los documentos ni del material informático. No existieron garantías. ¿Quién asegura que no quitaron o introdujeron papeles? Le han dejado a la jueza unos 30.000 documentos para que se queme las pestañas y deje allí el tiempo". Cuatro años después de estas palabras, el nuevo fiscal ha retirado la imputación por la que le pedían tres años de cárcel y diez de inhabilitación. De la crucifixión de Cristo parece que Cacharro tampoco es culpable.

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