Opinión

Otra generación doblada

Su abuelo fue a la mina de caolín, su padre trabaja en un banco y el cativo se pasa los fines de semana con una tableta electrónica en la mano. El primero dobló la cerviz por necesidad, el segundo creyó que podría vivir toda su vida con la cabeza levantada y el hijo consume los días agachado mirando un aparato.
Es otra generación doblada, cada una por sus circunstancias. De la azada al ordenador, con el mismo problema de cuello y de espalda. Hace un tiempo, a un colega fisioterapeuta lo llamaron para arreglar el problema que tenía un anciano en el cuello. Cuando llegó a examinarlo, el hombre se encontraba en la sala de estar de la casa con los ojos pendientes de la televisión que estaba a ras de suelo. En vez de cargar a la familia con masajes y gaitas parecidas que engordarían la cuenta, Pepe, que es listo como todo ourensano, contempló al abuelo y sentenció: "Cuelguen la televisión de la pared. Ya verán como levanta el cuello".


Pasaron los meses y el anciano estiró como una espiga que busca sol, pero ahora, y aunque no lo sepan, el problema lo tendrán sus hijos. Hace unos días me encontré a un cativo desnucado contra una tablet mientras los padres apuraban unos tragos. Sobre el papel, todo es perfecto. El churumbel no da la turra, los progenitores pueden tomar unos zuritos y aquí paz y que corra la gloria.
Pero esa estampa se repite en cada garito por el que se pase. La siguiente generación estará doblada y no precisamente por la crisis económica. Cuando se les mande que levanten la cabeza para contemplar el horizonte no podrán hacerlo y eso que no habrán pisado la barrera de la veintena de años ni pasado por la mina.


El mundo no se detiene en tiempos pasados ni la flecha apunta hacia atrás, como sabiamente señaló el poeta libanés Khalil Gibran, pero en nuestras manos está poner remedio a unos problemas físicos que están ahí y podemos no querer ver. La tecnología es el futuro y las futuras generaciones necesitan saber utilizarlas, pero también hay que enseñarles que a nuestra especie le costó muchos años poder caminar erguida como para ahora destrozar la evolución en un suspiro. Como al viejo de la tele, pónganle la tablet en alto. Verán como estiran. Palabra.

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