Opinión

Al país se le va la mano

En la puerta del estanco dos mujeres y un hombre con manos de funcionarios –"si quieres saber a qué se dedica alguien fíjate en sus manos", decía padre– daban por sentenciado que esta Navidad en la mesa habrá más rollitos de cangrejo que marisco. "Va a ser como en el 2012 porque ya están diciendo que tal y como está la hucha de las pensiones no llega", comentaron con resignación. Si Mariano Rajoy, porque volverá a gobernar sin necesidad de sellar la Primitiva en el estanco, les reduce sólo la mitad a los tres protagonistas de la historia les dará una alegría tremenda. Podrían entrar a comprar un mechero con malas intenciones, pero resulta que este es un gran país, con más responsabilidad de Estado que toda la panda que lleva el timón o que pone matices a un rumbo cuestionable.

En la Universidad Autónoma de Madrid, unos doscientos descerebrados encapuchados impidieron ayer que el ex presidente del Gobierno Felipe González propinase una conferencia con una salva de pitos alusiva a "las manos manchadas de cal viva". Quizá el otro día los mismos tipejos aplaudieron a José Luis Gómez al evocar a Miguel de Unamuno y a su célebre sentencia "venceréis pero no convenceréis" delante de la jeta de Millán Astray, fundador de la Legión, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. ¿En qué bando creen que están con este tipo de actuaciones? El que desee que palme la inteligencia que levante la mano y se quite la careta porque a González se le hace más daño desnudándolo con argumentos que con soflamas atemporales como hace Pablo Iglesias.

En el Bierzo, un mameluco, con dos secuaces, secuestró y le selló la vagina con pegamento a su expareja nada más salir del talego. Escuchar a una mujer que se siente cerca de la tumba por el desamparo de esta sociedad te deja los ánimos maltrechos. Quizá también nos hayamos resignado contra la violencia de género. Porque si esos 200 encapuchados se concentrasen a la salida de la cárcel del fulano maltratador quizá no le entrasen ganas de volver a levantarle la mano a su ex pareja ni a ninguna mujer porque no es no, y en este caso no puede haber abstención.

La juventud tiene que ser rebelde, pero quizá algún día esos mismos estudiantes tampoco protestarán en la puerta del estanco por el tajo en la extra si tienen la suerte de tener manos de funcionario. 

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