Opinión

Populismo impopular

Todos quieren ser populares pero el populismo, tendencia política que pretende atraerse a las clases populares, según la segunda acepción de la RAE, se usa mayoritariamente en sentido despectivo. Están los míos y los demás abrazan el populismo, mitinea el popular Miguel Tellado después de anunciar que Núñez Feijóo va a darse un garbeo por Galicia para tomar el pulso al personal ahora que el tiempo acompaña y no hay mucho más que hacer ante el fu- turo luminoso que nos espera a la vuelta de página.

Y está bien que el presidente de la Xunta vuelva a sacar el banquito para confesarse con el paisanaje de los pequeños concellos de la tierra que gobierna. También habría que celebrar con entusiasmo parecido que los alcaldes rebeldes de A Coruña y Compostela, Xulio Ferreiro y Martiño Noriega, celebren encuentros por los barrios de sus respectivas ciudades para explicar su gestión y recabar las quejas en vez de acusarlos de "hacer campaña con fondos públicos". Las críticas del PP

Que el PP acuse a En Marea de populismo es comprensibles, pero que Leiceaga lo haga con Pontón resulta impopular 

Las críticas del PP a nivel municipal no se comprenden porque la intención es parecida, a no ser que el secretario general de los populares considere a su líder "popularista", primera acepción de populismo que la Academia define como "tendencia o afición a lo popular en formas de vida, arte, literatura, etcétera". El argumento se puede retorcer, pero todos intentan pescar votos haciendo que se interesan por los problemas populares.

Que el PP pregone el populismo de En Marea semeja comprensible. Es el argumentario estatal para atizarle a Podemos. Pero que el socialista Xoaquín Fernández Leiceaga considere populista que Ana Pontón pida revisar los contratos de la Xunta con la empresa de Villar Mir resulta impopular para sensibilidades progresistas. 

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