Hubo casas de apuestas que comenzaron a pagar a los que se jugaron los cuartos por el No en el referéndum independentista escocés sin esperar a que esta mañana se conociesen los resultados definitivos. Eso sí es apostar fuerte mientras los popes europeos asistían a los últimos minutos del proceso con un poco de canguelo. A ver si la peña le va a coger gusto a esto de votar y se desmorona el club que tienen montado con acceso restringido.
Haya ganado el sí o el no, el triunfo de la democracia es inobjetable. Habló Escocia, lo hizo tras un debate intenso y en un ambiente festivo. Los dirigentes europeos advierten de las terribles consecuencias para la economía si se propagan los anhelos separatistas por otras tierras históricas del viejo continente. Mejor que todo siga igual para que nada cambie en un negocio especulativo que beneficia a los de siempre a costa de los mismos. Al ciudadano lo han apretado tanto, que ha vuelto a pensar con las manos y eso preocupa.
Los medios madrileños no son capaces de entender que deportistas como Paul y Marc Gasol, Xavi Hernández, Pep Guardiola o Piqué se posicionen públicamente a favor de que a Cataluña se le permita realizar una consulta para decidir qué quieren ser o con quién quieren jugar. Ellos, que tantas tardes de gloria le han brindado a la selección española, muestran su opinión abiertamente. En Madrid se santiguan. No son capaces de apartar la mirada de la peonza, pero hay catalanes que están en contra de la independencia y radicalmente a favor de la consulta. Resulta preocupante que a alguien le preocupe que quieran sacar las urnas a la calle y que el Gobierno central esté dispuesto a hacer todo lo posible por impedirlo. Las leyes no son siempre necesariamente justas y la Constitución no es más que un texto aprobado para superar la dictadura franquista.
En Cataluña y en el País Vasco las principales fuerzas políticas de la derecha son nacionalistas. En Galicia, el partido que representa a la mayoría es centralista. Es una lástima que el presidente de la tierra que inventó la morriña no tenga al menos sensibilidad galeguista como la población para ser algo más que un espectador. Es improbable que aquí se plantee una consulta, aunque votarían hasta las vacas.
