Opinión

"Soraya está en la ducha"

Un coche de la Policía Local llegó a todo gas, se detuvo de un frenazo y un agente salió a la carrera hacia el grupo que caminaba en ese momento por la acera. Instintivamente los brazos se levantaron con la intención de subrayar que se estaba equivocando de personas. El policía respondió con una mueca de sorpresa ante la actitud de los peatones, pero pasó de largo sin decir nada hasta un portal cercano. Apretó con insistencia el timbre del telefonillo y al medio minuto contestó la voz nerviosa de un varón. "Abra a la policía. Nos acaba de llamar Soraya...", ordenó el agente con tono grave. "Esto... Soraya no puede ponerse ahora, está en la ducha", se justificó el hombre. "Me da igual que esté en la ducha, le he dicho que abra la puerta", conminó el agente elevando la voz. La puerta se abrió justo cuando su compañero llegaba a su altura y los dos subieron a toda prisa por las escaleras sin esperar al ascensor. 

La escena resultó escalofriante a pesar de no conocer los detalles, aunque con toda probabilidad el caso de Soraya se encuentre entre las 42.571 denuncias por violencia de género que se presentaron en los juzgados españoles,  según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) correspondientes al tercer trimestre del año. El incremento interanual es de un 11,7%. En una nota de agencias dice que las "condenas por maltrato en el tercer trimestre alcanzan su mejor dato histórico con 7.244 sentencias". Es el peor de los datos porque quiere decir que somos una sociedad enferma y con pocas esperanzas de recuperarnos ya que cada vez se detectan más casos de maltrato y la tendencia alerta de que la solución no se producirá con la generación que ahora es adolescente. Las letras de la música que escuchan no auguran nada positivo. 

Las denuncias por violencia machista han aumentado en Galicia un 11% en el periodo referido, al pasar de 1.431 a 1.589. Aunque las órdenes de protección han pasado de 497 en 2016 a 478 en el tercer trimestre, es una salvajada. Con el ánimo de rebajar la gravedad del problema, algún borrego se amparará en la denuncia falsa de agresión sexual en una discoteca de A Estrada presentada por una rapaza de Vilagarcía, pero somos muchos más los que no nos creemos que Soraya esté en la ducha. 

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