Opinión

Un pacto a fuego, de todos

Acostumbrados como nos tienen a que los políticos de la oposición –da igual si son azules, rojos, morados, naranjas, colorados o incoloros– se comporten como pirómanos cuando las condiciones le son favorables para avivar las brasas contra el Gobierno de turno, en el Parlamento de Galicia se ha interpretado la tragedia forestal portuguesa, que se saldó con más de 60 personas fallecidas, con una responsabilidad inusual. Ante condiciones similares por la despoblación del rural y la proliferación de especies como el pino y el eucalipto, en vez de recurrir a la analogía para alertar del riesgo y debilitar a la Xunta, el diputado socialista Abel Losada solicitó ayer en el pleno de la Cámara que "nunca máis se usen los fuegos como arma política contra el gobierno de turno".

La campaña antiincendios se prevé dura porque una gran parte del territorio gallego se asienta sobre un polvorín forestal, pero Losada apostó por la cordura para que nadie incurra en la tentación de prender la mecha con un asunto de país y no de partido. El socialista recordó brevemente la campaña de acoso orquestada por el PP de Feijóo en la oposición cuando el Gobierno bipartito de Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana tuvo que apechugar en 2006 con la fatídica muerte de una madre y una hija en un incendio en Cerdedo. Pero como "nunca máis" se deberían usar los incendios como puñal político, tampoco se trata ahora de remover el rescoldo del pasado.

Antes, Luís Villares, portavoz de En Marea, ofreció a la Xunta la"completa colaboración" de su formación tanto para revisar la normativa para mejorar la prevención y la seguridad, como para apoyar todas las acciones preventivas y de concienciación que se pongan en marcha. Mal haría el Gobierno de Núñez Feijóo si no acepta la colaboración de En Marea, PSOE y BNG para abordar un problema  que lleva décadas a monte sin que ningún gobierno le haya querido meter mano ante el temor de perder las siguientes elecciones. 

Ayer se dijo que esta campaña contará con tropecientos brigadistas mientras en Ourense protestaban por la carencia de efectivos. No importa el número cuando el fuego es incontrolable. El Parlamento tendría que discutir a partir de septiembre un gran pacto para el monte. De todos.

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