Opinión

Barricadas con la Gürtel

La derecha va ganando. O mejor, la derecha estos días ha ganado las elecciones del año pasado. Once meses después de que la ciudadanía le retirara el apoyo absolutista a Mariano Rajoy, las circunstancias, las presiones mediáticas, los poderes fácticos y la hipocresía de muchos, van a mantenerlo en el poder. Quizás se esté cumpliendo una máxima de mi abuelo. Él afirmaba que a los poderosos siempre les toca la lotería y que hasta la mierda les da suerte.

A Rajoy no le tocó la lotería al perder la mayoría absoluta y la posibilidad de alcanzar la investidura mediante una rápida negociación con los nacionalistas –entonces no eran separatistas- como hicieron sus antecesores. Sí le tocó la niña bonita con la irrupción de Podemos y Ciudadanos, nacidos para cambiarlo y sentados en los escaños para aliviarle la crucifixión real con pamplinas de niños mal de casa bien.

Como puede verse, la bola de la ruleta de la indignación cayó en el número apostado por Rajoy. Gracias al apoyo “pragmático” de Albert Rivera y a “la pinza” de Iglesias contra Pedro Sánchez, el presidente en funciones ahora juega sus números y gana fichas sin cesar. La suerte, administrada con paciencia, se ha convertido en su hada madrina mientras el desconcierto se apodera del resto de los apostantes.

Y la mierda, esa tan esperada por muchos para verlo caer, se ha transformado en la piel de plátano sobre la que resbala el principal partido de la oposición. La sucesión de corrupciones y corruptelas en las filas del PP no han mermado un ápice su predicamento sobre un amplio espectro de la sociedad. Más de ocho millones de ciudadanos han hecho oídos sordos a la escandalera y han administrado la mierda para abonar el jardín. 

El caso Gürtel, salido de las cloacas del poder conservador,  acabará siendo una anécdota más, como lo fueron tantos acontecimientos de la historia moderna vinculados a la gestión pública, desde el “estraperlo” pasando por “Matesa”, “Sofico”, “el aceite de colza”, “Reace”, “Fidecaya”, “Flick”, “KIO”, “Rumasa”, “Filesa”, “Sarasola” etc. hasta llegar a la gloria de Bárcenas y Correa. Nada nuevo.

Por lo mismo, la mierda de la Gürtel -con la que la gestora del PSOE no levantará “barricadas éticas contra el PP”- se convertirá de este modo en una desgracia para los dirigentes socialistas y, por tanto, en un premio más para Mariano y sus acólitos. El papelón de Javier Fernández afirmando tener “más comprensión fuera del partido que dentro” avala la aseveración de mi abuelo: la mierda en el zapato da suerte al poderoso.

Llegados aquí, sin una oposición coherente y los casos de corrupción sentados en el banquillo de la simple curiosidad, la anécdota y los falsos arrepentimientos, ¿qué nos queda para seguir creyendo en la lucha por una sociedad mejor, más igualitaria y más justa? ¿El populismo y la demagogia? ¿El pragmatismo a favor de los mercados? Si usted tiene tres buenas respuestas, funde un partido, quizás llegue a rico y poderoso.

Te puede interesar