Eriberto Infante, gerente desde hace tres años del Club Scala de Xinzo -el único local de alterne que permanecía abierto en la villa antelana y que el Concello ordenó cerrar para evitar la propagación del covid-19- no se mostraba sorprendido este miércoles ante la medida adoptada por la Administración local, siendo "consciente" de que, a causa de la epidemia, el club que regenta podría representar un "foco de contagio".
El Concello de Xinzo decidió cerrar el establecimiento de forma preventiva, después de comprobar que su licencia es de café-bar especial –y, por tanto, pertenece al sector del ocio nocturno, prohibido desde el pasado día 24–. Otros municipios de la zona valoran la posibilidad de llevar a cabo la misma medida, impulsada también en Cataluña o Castilla-La Mancha.
Preocupación
El responsable del Scala sí reconoce su preocupación por el devenir del negocio y sus trabajadoras, dos de las cuales ya han tenido que marcharse de Xinzo al quedarse sin trabajo -las otras tres no tendrían, en este momento, a dónde ir-. "Nos afecta enormemente. Nos pasamos tres meses encerrados y ahora empezábamos a recuperarnos un poco. Volvimos a abrir en julio", señala el gerente. En el caso de las tres mujeres que todavía pertenecerían al club, se prevé que se mantengan a la espera para comprobar la evolución de la pandemia y explorar la posibilidad, en un futuro, de reabrir las instalaciones. "Van a esperar un poco. A ver cuánto tiempo vamos a estar cerrados", explicó Infante.
La preocupación más inmediata del todavía gerente pasa por ver de qué manera afrontará los gastos del establecimiento: "No sabemos qué va a suceder. Nos preocupa que hay que pagar el alquiler, también autónomos y seguridad social".
