De nada les sirvió a los “castrexos” del pueblo límico encomendarse a los “deuses” ante la llegada del séquito romano encabezado por Décimo Junio Bruto. Tampoco responder a la llamada de su líder, Beltain, para armarse de “fouces” y todo lo necesario para “provocar a morte aos romanos”.
Un año más, Xinzo retrocedió hasta el 137 antes de Cristo y Décimo Junio Bruto, líder de los romanos en la batalla del Esquecemento, volvió a armarse de valor para romper el mito del río Lethes pensando en llegar “ata onde ningún romano chegara nunca”. Y es que, para Bruto, la creencia de que todo el que cruzase el río perdería la memoria “non tiña ningún fundamento”.
Tras pasar a la otra orilla con el objetivo de iniciar la conquista de la península a través del pueblo galaico, el líder romano fue llamando uno a uno a sus soldados, ganadores indiscutibles de la batalla que se libró en O Toural contra los “castrexos” y que terminó con el aplauso del público que presenció una hora de recreación. Xinzo volvió a ser Civitas Limicorum.
