'Os gaiteiros' de Piñeira de Arcos

En la década de los 80, en A Taberna de Pilarita (Piñeira de Arcos, Sandiás), era habitual encontrarse con los ensayos de Antonio y Pepe Otero, de la familia de “Os gaiteiros de Piñeira”. Los hermanos, junto a Pepe Nanín, Juan Conde y Benito “Bombeiro”, formaron uno de los primeros grupos de “gaiteiros” de la comarca: Aires da Limia, que, durante varios años, animó todo tipo de celebraciones y eventos en Piñeira, pero también en Laza -en donde eran asiduos- o en Vilar de Santos. También romerías como la de San Benito de Uceira, patrón de Sandiás. “Antes no era como ahora, que hay muchas orquestas. Antiguamente los ‘gaiteiros’ eran los que animaban las fiestas en los pueblos”, recuerda Isabel Otero, la sobrina de Antonio y de Pepe que da fe de la tradición cultural de su familia: “Yo estoy casada en Parada de Outeiro y la gente de allí se acuerda de que iba mi abuelo a tocar”, añade. Y es que Manuel Otero, también conocido como ”O tío Manuel gaiteiro” y padre de Antonio, de Pepe y de otros siete hijos más, fue quien introdujo en casa el gusto por este instrumento. También por el clarinete, de hecho, uno de sus hijos, Gil -que falleció muy joven a consecuencia de un accidente de tráfico- lo tocaba a la perfección y dominaba el solfeo. La familia de “Os gaiteiros de Piñeira” era “humilde”, pero “honrada y muy trabajadora”, como así manifiesta Isabel, y encontraban en la música su momento de evasión: “Tenían tiempo para todo: para ensayar, para trabajar en la fábrica y en el campo”, apunta otro Gil, el hijo de Antonio Otero. “Ellos tocaban por afición, no por ganar dinero. Iban a actuar a las fiestas y claro, les pagaban, pero no lo hacían por eso, sino por evadirse y salir de la monotonía. Iban mucho al Entroido de Laza, de hecho, la Asociación Alto Támega tiene muchas fotos de ellos”, añade. A base de vivirlo desde pequeños, el gusto por la gaita pasó a la siguiente generación de los Otero que, incluso, llegó a crear un nuevo grupo: Airiños da Limia. “A mi padre le recuerdo ensayando. A nosotros, antes de ir a clases de gaita, ya nos había enseñado a tocarla. Sobre todo a mi hermano, yo era más de percusión”, cuenta Gil. “Nosotros continuamos con la tradición en nuestro grupo, ahora ya tocamos esporádicamente o en algún evento”, añade. Precisamente, uno de esos eventos fue la boda de Isabel Otero, hace 25 años. Ella recuerda especialmente una anécdota: “Ellos -sus primos- tocaron la gaita y la caja y yo el bombo. Uno de los invitados me decía que nunca había visto una novia con un bombo tan grande”, recuerda Isabel entre risas. “No llevaba bombo en la barriga, pero sí para tocar”, añade. Hoy, varias décadas después, el nieto de Pepe y sobrino-nieto de Antonio, Roberto Otero, quien también heredó la vena artística familiar aunque más enfocada a la creatividad y a la pintura, les ha rendido homenaje a petición de Isabel Otero. El ilustrador, junto a Iria Prol, diseñadora del mural -ambos dieron vida a las Pantallas de la estación de autobuses de Xinzo- acaba de terminar un mural en Piñeira de Arcos, en la fachada de la casa de Isabel, ubicada al lado de la casa familiar de Pepe. “Foi un encargo familiar e estou moi agradecido. É o mural máis especial para min”, reconoce Roberto. Pepe, izquierda; Benito “Bombeiro”, Pepe Nanín, a la derecha; Antonio Otero, a su izquierda y Conde.