Ecoagro

“Hemos abandonado las técnicas culturales en favor de los herbicidas"

Novaiño (Sandiás). 18/02/2020.  Jornadas técnicas agrícolas en el restaurante Novaiño. En la foto el investigador Jordi Recasens.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera El catedrático de la Universidad de Lleida Jordi Recasens, en Sandiás. (Foto: Xesús Fariñas)
El catedrático Jordi Recasens participó en las Jornadas Técnicas Agrícolas de Sandiás

Sandiás acogió la segunda edición de las Jornadas Técnicas Agrícolas que organiza Fitoagraria. Un centenar de agricultores conoció los avances en el sector, así como las nuevas formas para aplicar tratamientos fitosanitarios. Uno de los ponentes fue Jordi Recasens Guinjuan, catedrático de la Universidad de Lleida y especialista en Malherbología. 

¿Qué aspectos centran el estudio de la Malherbología?

Cuando hablamos de Malherbología nos referimos a dos procedimientos: identificar las malas hierbas y saber cómo combatirlas. Lo que he expuesto en estas jornadas es una síntesis sobre cuáles son los rasgos identificadores de lo que es una mala hierba, sobre todo, en una etapa precoz. La identificación depende de la especie, el grupo, características o las formas de las primeras hojas. Una vez que sabes de qué especie se trata, puedes elegir el tratamiento a aplicar sin miedo a equivocarte. 

Hablamos de malas hierbas en cultivos, ¿cuáles serían los que pueden verse afectados?

Cualquiera. Patata, cereales, maíz, alfalfa, frutales... en Sandiás me he centrado en cereales de invierno, trigo y cebada. 

En el caso de A Limia, teniendo en cuenta sus condiciones climatológicas, ¿qué cultivos pueden verse más afectados?

Los cereales, precisamente. 

¿De qué manera afectan las malas hierbas a los cultivos?

Depende. Si es un cultivo herbáceo como el cereal, el maíz o la alfalfa, la presencia de hierba compite mucho más porque se trata de hierbas contra hierbas. Sin embargo, si se trata de un cultivo arbóreo, como puede ser un frutal o una viña, la competencia de la hierba no es tanta. Todavía así pueden producir daño, usurpar agua y nutrientes o incluso ser vectores de posibles enfermedades. La presencia de hierba no deja de ser nociva, tanto en un caso, como en el otro. 

¿De qué manera se pueden combatir las malas hierbas?

Con muchas herramientas. Una son los herbicidas, y son muy eficaces, pero hay otras. Si sólo usamos herbicidas hay que hacerlo muy bien y saber contra qué. Si tú tienes una infección bacteriana y te dan un antibiótico, te hacen un antibiograma para saber si esa bacteria es resistente. Si el antibiótico no funciona, hay que suministrar otro. Pues esto es lo mismo y si a la hierba le aplicamos siempre el mismo herbicida puede generar una resistencia. Las alternativas pasan por buscar otros herbicidas o reducir la presencia de hierbas con otros métodos: hablamos aquí de la rotación de cultivos, o de retrasar las fechas de siembra.

Estas últimas son las maneras más naturales. 

Es como se hacía antes. Son técnicas culturales. Lo que pasa es que hemos abandonado mucho las técnicas culturales -relativas al cultivo-y dependemos mucho de los herbicidas. Si usamos más estas técnicas, podemos optimizar más los herbicidas. Este es el manejo integrado. 

Existe un mal concepto sobre los herbicidas. 

Los herbicidas hay que saber usarlos, pero pasan registros a nivel europeo y nacional. Para ser autorizados hay pautas muy exigentes. 

Se han retirado herbicidas del mercado.  

El agricultor cada vez tiene un espectro menor de productos fitosanitarios. Hay casos en los que se ve que habría toxicidad en función del uso. Es un escenario difícil y hay una presión social contraria a ellos.

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