Cobre, cables, herramienta o maquinaria, todo parece estar en el punto de mira de los ladrones. Hasta cerca de una veintena de robos, sobre todo nocturnos, acumula en poco más de un lustro la nave del antiguo aeródromo de Vilaseca, en Trasmiras, desde que pasó, de hecho, a ser almacén municipal. El último robo, hace escasas semanas, llevó al alcalde de Trasmiras a decidir la instalación de alarmas y sensores de movimiento para frenar los asaltos, mientras se busca otra utilidad a la instalación.
Lo que a principios de los años 90 fue el impoluto hangar central del primer aeródromo de la comarca de A Limia, ahora se ha convertido en la escenario central de los hurtos nocturnos en la comarca antelana.
La antigua nave del aeródromo de Vilaseca, en Trasmiras, reconvertida desde hace años en almacén municipal del Concello, tras el cierre de la pista al tráfico aéreo, lleva cerca de una veintena de robos en poco más de cinco años. ¿La causa? Es un lugar de fácil acceso, con poca iluminación, aislado de núcleos habitados y donde un grupo de ladrones dispone de todo el tiempo del mundo para forzar cerraduras y entrar a robar todo tipo de materiales.
El 'modus operandi' es casi siempre el mismo, una furgoneta en la que los ladrones cargan kilos de material, herramientas o maquinaria. El último robo aconteció hace escasas semanas. El alcalde de Trasmiras, Emilio José Pazos, comenta que 'en esta ocasión se llevaron cobre y algunas piezas de aluminio, imagino que para venderlas como chatarra. Es el último de los robos pero lo cierto es que cada dos o tres meses hay uno, es un sitio alejado de la población y es fácil robar'.
El regidor municipal expuso que 'la verdad es que estamos cansados de esta situación y por eso hemos decidido instalar una alarma y unas luces cos sensores de movimiento para intentar ata jar estos robos; a ver si los ladrones se sienten un poco intimidados y dejan de ir por allí. Ahora vamos a dejar allí una nueva máquina retroexcavadora que hemos comprado y trataremos de evitar más hurtos'.
Sin uso
El alcalde de Trasmiras comentó que desde hace años el Concello intenta dar otro uso a la vieja nave del aeródromo: 'Planteamos a la Xunta su posible uso por parte de helicópteros del servicios de extinción de incendios, pero esa iniciativa parece que ha quedado en nada, por el momento'. El hangar ha sido, durante estos años, potencial sede de una escuela taller, de un local cultural y de un lugar para helicópteros, pero de momento, continúa siendo el almacén favorito de los cacos limianos.
La antigua nave del aeródromo de Vilaseca, en Trasmiras, reconvertida desde hace años en almacén municipal del Concello, tras el cierre de la pista al tráfico aéreo, lleva cerca de una veintena de robos en poco más de cinco años. ¿La causa? Es un lugar de fácil acceso, con poca iluminación, aislado de núcleos habitados y donde un grupo de ladrones dispone de todo el tiempo del mundo para forzar cerraduras y entrar a robar todo tipo de materiales.
El 'modus operandi' es casi siempre el mismo, una furgoneta en la que los ladrones cargan kilos de material, herramientas o maquinaria. El último robo aconteció hace escasas semanas. El alcalde de Trasmiras, Emilio José Pazos, comenta que 'en esta ocasión se llevaron cobre y algunas piezas de aluminio, imagino que para venderlas como chatarra. Es el último de los robos pero lo cierto es que cada dos o tres meses hay uno, es un sitio alejado de la población y es fácil robar'.
El regidor municipal expuso que 'la verdad es que estamos cansados de esta situación y por eso hemos decidido instalar una alarma y unas luces cos sensores de movimiento para intentar ata jar estos robos; a ver si los ladrones se sienten un poco intimidados y dejan de ir por allí. Ahora vamos a dejar allí una nueva máquina retroexcavadora que hemos comprado y trataremos de evitar más hurtos'.
Sin uso
El alcalde de Trasmiras comentó que desde hace años el Concello intenta dar otro uso a la vieja nave del aeródromo: 'Planteamos a la Xunta su posible uso por parte de helicópteros del servicios de extinción de incendios, pero esa iniciativa parece que ha quedado en nada, por el momento'. El hangar ha sido, durante estos años, potencial sede de una escuela taller, de un local cultural y de un lugar para helicópteros, pero de momento, continúa siendo el almacén favorito de los cacos limianos.
