A LIMIA

As Lamas, centro de la tradición

As Lamas
photo_camera Los danzantes se arrodillan ante el paso de la Virgen de la Santa Cruz, al inicio de la procesión (JOSÉ PAZ).

Xinzo es Entroido, es Trandeiras, es agricultura. Pero la capital antelana mantiene vivas otras tradiciones que merece la pena conocer, preservar y defender, como lo hacen los danzantes de As Lamas.

As Lamas, Xinzo, 11,00 horas. El sonido de un vaso que estalla en el suelo tras  ser golpeado por el viento termina con el silencio. Ha sido una noche larga, cortesía de la Orquesta Olympus. Este pequeño pueblo, ubicado a pocos kilómetros de la capitalidad, es algo así como el pregonero de las fiestas del verano en la comarca, y los danzantes que homenajean a la Virgen de la Santa Cruz, los protagonistas de su ritual medieval recuperado hace casi 40 años.

En el "campo da festa", en donde todavía revolotean los restos de la gran jarana, se oyen notas sueltas de los instrumentos que portan los incansables acompañantes de la vida cultural limiana: los integrantes de la Agrupación Musical que capitanea Tielas Santiago. Se les suma una percusión: las castañuelas de José Ángel Vidal, el jefe de los ocho solteros que, como manda la tradición, han de venerar a la Santa -también a San Roque- y conmemorar la llegada de la primavera. Será el éxtasis de un intenso fin de semana. As Lamas

José Ángel se ha ganado a pulso su categoría dentro del grupo. Lleva 19 años enfundándose los pololos, la falda roja y la corona de flores de papel que hizo Irene, fallecida hace unos años, en ofrecimiento a los danzantes. "Nos seus derradeiros anos de vida ela xa non podía camiñar ben, pero sempre saía á porta da casa para vernos pasar coa procesión e nós iamos saudala. Foi unha muller á que sempre lle gustaron moito os danzantes de Lamas", recuerda José Angel, todavía a medio preparar. 

Iago, Pablo, Jorge, Álex, Juan José y Carlos Manuel salen a su encuentro, ya vestidos. Algunos todavía se ponen nerviosos, y lo están más de lo habitual porque han sufrido una baja de última hora. "Tivemos que recurrir a un vello danzante", dice José Ángel. "Bailou durante anos. Aprender a danza de Lamas é como aprender a andar en bicicleta: unha vez que o fas, non te esqueces", añade sin darle importancia al hecho de que Carlos Martínez apenas haya tenido tiempo de ensayar. Supera los 40 y es como ese jugador al que le cuesta retirarse del terreno de juego. Se hace de rogar pero siempre está ahí para cubrir una baja. "Desta xa me retiro", le dice a sus compañeros quien bailó en Lamas durante 12 años.

As LamasJosé Ángel termina de vestirse en su casa. Completa su vestuario con la corona de Irene, la corbata y la banda de color rojo. Y es que en As Lamas son muy políticamente correctos: las bandas azules se mueven a la derecha y las rojas a la izquierda. En todo este vaivén previo, un hombre observa todo en un discreto segundo plano, pero sin perder detalle. "Eu recuperei a tradición nos 80", dice José Vidal. Lo hace con el mismo énfasis de quien ha estado conteniéndose durante horas para no hablar y por fin puede hacerlo. También con el orgullo en su mirada. José no pierde el gusanillo por la danza: "Eu voulle dicindo á banda cando ten que tocar". 

Los solteros rinden pleitesía a la Virgen, que portan cuatro mujeres. La Santa presencia la imagen, los vecinos aplauden. "Vamos rapaces", se oye. Los músicos de Xinzo acompañan un espectáculo de color y ritmo, que llega hasta la capilla del pueblo. 

As Lamas puede presumir de tradición pero, lo más importante, de tener gente joven que la defiende en estos tiempos tan duros para el rural, ¡vivan os danzantes!

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