Las jornadas contra la violencia de género cuentan con charlas, obradoiros y vídeo forum. Diferentes formatos para llegar a toda la población, explica Ana Cardoso.
El Concello de Allariz ha organizado, del 19 al 30 de noviembre, las jornadas contra la violencia de género, Ti tamén es grupo de risco, vacínate!. Un encuentro que gira entorno a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer, que se celebra el próximo domingo.
El Concello de Allariz ha organizado, del 19 al 30 de noviembre, las jornadas contra la violencia de género, Ti tamén es grupo de risco, vacínate!. Un encuentro que gira entorno a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer, que se celebra el próximo domingo.
Con la mujer como principal protagonista, Ana Cardoso, técnica de educación e igualdad del Concello alaricano, ha sido una de las responsables de la programación.
¿Qué se esconde detrás de estas jornadas?
La idea es dar a conocer esta problemática, lo que significa, los recursos que se ofrecen desde las instituciones y también todas las causas que la rodean.
¿Qué se oferta?
Es un encuentro caracterizado por contar con diferentes actividades, con el objetivo de llegar al mayor número de población posible. Porque si a alguien no le gusta, o no le apetece venir a una charla, tiene la oportunidad de asistir a un obradoiro o a la sesión de vídeo forum. En definitiva, diferentes formatos para trabajar todo lo que engloba la violencia de género.
¿Cuáles son las novedades de esta nueva edición?
El curso de defensa personal, Taishindó, que ha levantado gran interés entre la población. Además, la semana que viene, celebraremos un obradoiro que hablará sobre cómo se construye el cuerpo de una mujer.El título es Corpos, autoestimas e xéneros.
¿Cómo está siendo la respuesta de la gente? Muy positiva. Tenemos una media de 30 personas diarias. Es muy importante la participación ciudadana, su educación, para hacerles ver que todos formamos parte de este problema. Por suerte, en Allariz, la gente está acostumbrada a este tipo de actividades y esperan la celebración de estas jornadas, tanto las de noviembre como las que se organizan en marzo.
¿Y los hombres?
Su participación es también muy positiva. Vienen a las charlas, a los cursos. Pero además, ellos cuentan con sus propios encuentros de masculinidad, que desde hace tres años reúnen a una media de entre 30 y 40 personas.
¿Cómo definiría los casos de violencia de género en el concello?
En Allariz, a día de hoy, hay muy pocos casos. Claro que, por lo general, la violencia se sabe cuando llega a su punto final. ¿En el ámbito rural todavía se esconden este tipo de situaciones? No sabría decirlo. En nuestro caso es difícil saberlo porque apenas hay denuncias. Depende de la gente. Hablando con ellos observas que muchos todavía opinan que son cuestiones que se solucionan de puertas para dentro. Pero otros no. Lo cierto es que, aunque se siga pensando que es un asunto privado, algo ha cambiado.
¿Es difícil trasmitir este mensaje a la población mayor?
No necesariamente. Nosotros llevamos este tema insertado dentro de las actividades que organizamos conjuntamente con las asociaciones de vecinos. Y en todas se trata, de una manera u otra. A veces, surge de una charla, pero otra a través del mensaje de una película.
¿Son las asociaciones de vecinos un modo de detectar problemas de violencia?
En Allariz, no hemos tenido muchos casos para afirmarlo. Pero es cierto que, a veces, alguien de la asociación, un vecino, es quien detecta el problema.
¿Qué se esconde detrás de estas jornadas?
La idea es dar a conocer esta problemática, lo que significa, los recursos que se ofrecen desde las instituciones y también todas las causas que la rodean.
¿Qué se oferta?
Es un encuentro caracterizado por contar con diferentes actividades, con el objetivo de llegar al mayor número de población posible. Porque si a alguien no le gusta, o no le apetece venir a una charla, tiene la oportunidad de asistir a un obradoiro o a la sesión de vídeo forum. En definitiva, diferentes formatos para trabajar todo lo que engloba la violencia de género.
¿Cuáles son las novedades de esta nueva edición?
El curso de defensa personal, Taishindó, que ha levantado gran interés entre la población. Además, la semana que viene, celebraremos un obradoiro que hablará sobre cómo se construye el cuerpo de una mujer.El título es Corpos, autoestimas e xéneros.
¿Cómo está siendo la respuesta de la gente? Muy positiva. Tenemos una media de 30 personas diarias. Es muy importante la participación ciudadana, su educación, para hacerles ver que todos formamos parte de este problema. Por suerte, en Allariz, la gente está acostumbrada a este tipo de actividades y esperan la celebración de estas jornadas, tanto las de noviembre como las que se organizan en marzo.
¿Y los hombres?
Su participación es también muy positiva. Vienen a las charlas, a los cursos. Pero además, ellos cuentan con sus propios encuentros de masculinidad, que desde hace tres años reúnen a una media de entre 30 y 40 personas.
¿Cómo definiría los casos de violencia de género en el concello?
En Allariz, a día de hoy, hay muy pocos casos. Claro que, por lo general, la violencia se sabe cuando llega a su punto final. ¿En el ámbito rural todavía se esconden este tipo de situaciones? No sabría decirlo. En nuestro caso es difícil saberlo porque apenas hay denuncias. Depende de la gente. Hablando con ellos observas que muchos todavía opinan que son cuestiones que se solucionan de puertas para dentro. Pero otros no. Lo cierto es que, aunque se siga pensando que es un asunto privado, algo ha cambiado.
¿Es difícil trasmitir este mensaje a la población mayor?
No necesariamente. Nosotros llevamos este tema insertado dentro de las actividades que organizamos conjuntamente con las asociaciones de vecinos. Y en todas se trata, de una manera u otra. A veces, surge de una charla, pero otra a través del mensaje de una película.
¿Son las asociaciones de vecinos un modo de detectar problemas de violencia?
En Allariz, no hemos tenido muchos casos para afirmarlo. Pero es cierto que, a veces, alguien de la asociación, un vecino, es quien detecta el problema.
