Las raíces familiares de Áurea Domínguez se encuentran en As Quintas y Magarelos, dos pueblos de Allariz en donde esta gipuzkoana guarda sus recuerdos de la infancia. Además, su tío se ocupaba de la Cafetería San Lorenzo y era muy conocido en la villa alaricana. En 1962 los padres de Áurea decidieron emigrar a Eibar, pero ella no ha faltado un año a su encuentro con Allariz, en donde recientemente restauró, junto a su pareja, una casa familiar en el centro de la villa.
Pese a vivir fuera, ¿ha vuelto siempre a Allariz?
Desde que tengo uso de razón ha sido así. Mis primeras vacaciones no eran aquí -Allariz villa- eran en la aldea llevando las vacas al monte y cuidando a los animales. Recuerdo que no había cuarto de baño y también que bebíamos la leche que daba la vaca. Esos son mis primeros recuerdos de aquí, ¿qué tendría yo? Pues unos nueve años. Las viviendas familiares estaban sin arreglar entonces íbamos con mi madre a la casa de su hermana, a la aldea. Nunca hemos dejado de venir.
Y de su adolescencia, ¿qué recuerda?
Me acuerdo que veníamos aquí los hijos de los que habían emigrado y nos juntábamos. Una amiga y yo, que somos inseparables desde los 15 años, salíamos con gente de Roimelo. Mi amiga, por cierto, vive en Vitoria, coincidimos en el colegio, y aquí tenemos las casas al lado. Estábamos con gente de Suiza y de otros lugares. También de todas las edades. Nos íbamos a las fiestas de los pueblos.
¿Qué es lo que más le gusta de aquí?
Me gusta todo. Y casi te diría que le gusta más a mi marido que a mí, ¡y eso que él no es de aquí! (Dice entre risas). Disfruto mucho de la tranquilidad, aunque es cierto que las tres primeras semanas de agosto… ¡No hay ninguna!
¿Mucho turismo?
Hace años me di cuenta que esto se empezaba a masificar cuando vi a gente con planos de Allariz. Antes eso no pasaba.
¿Cómo es su día a día aquí?
Pues muy similar al que tengo en Vitoria. En un futuro me gustaría pasar temporadas más largas aquí.
