Juanma Quelle: "Es compatible que uno sea feliz con sentirse triste o enfadado"

Tras “En menos de 100 palabras”, Juanma Quelle, vinculado a Vilar de Santos -de donde eran sus padres- regresa con “El viaje de Samila”, su cuarto libro. ¿Quién es Samila y por qué emprende un viaje a Territorio felicidad? Es una persona que hace el viaje a Territorio felicidad y, a su vuelta, descubre que le siguen faltando respuestas. Decide regresar de nuevo y conoce a un segundo personaje, vinculado a un faro, y entre ambos comienza una relación que encierra los secretos de la psicología positiva. Una de las primeras cosas que descubre es que la felicidad está ahí pero que no siempre se puede ver. Eso es. Yo siempre he defendido que el mapa de la felicidad tiene dos partes. Una es común a todos y tiene que ver con lo que necesitamos para tener una vida estable: salud, elementos básicos. La otra parte está relacionada con lo que te hace feliz a ti, algo muy particular y que tienes que ir descubriendo con la vida. Lo que descubre Samila es que hay muchas cosas que le impiden alcanzar el punto de equilibrio y paz mental. ¿Qué es lo que nos aleja de la felicidad? Un motivo es el estilo de vida actual, que exige no vivir. Por la forma en la que está montada la sociedad actual tenemos que renunciar a casi todo. Los datos sobre ansiedad y depresión son los que son, e indican que algo no está funcionando bien. Tampoco somos tan felices como nos gustaría porque nadie nos enseñó a serlo. ¿De qué se compone? Los tres grandes bloques que hay que trabajar para poder alcanzarla o adquirir cierto nivel de bienestar y que son la gestión emocional, la de las relaciones y la de las expectativas. ¿Cómo podríamos definirla? Tiene un significado diferente para cada uno. Esa segunda parte del mapa es distinta para todos. Quizá lo más común tiene mucho que ver con la paz mental. Desde luego, no es alegría, que es una expresión de felicidad pero no es felicidad. Uno puede ser perfectamente feliz y estar triste o enfadado. Las emociones debemos vivirlas todas. Parece que esté mal vivir un duelo, siempre suena ese “no te ralles” o “hay que seguir”. Decirle a una persona que está en un proceso de duelo “tranquila”, “la vida sigue”, es como decirle a un asmático “respira que hay oxígeno”. El duelo lo tienes que pasar una, dos o las veces que haga falta. Es un proceso natural. Lo único importante de esto es saber que cualquier situación de la vida, por dramática que sea, se puede positivizar. Hablo, concretamente, de llegar al “y ahora qué” y pensar qué podemos hacer con algo que no podemos cambiar. Hay muchos que critican ese ser positivo y hablan de la felicidad como una “dictadura”. Hay que separar la psicología positiva, que es una ciencia y un complemento de la psicología, del positivismo naif de redes sociales o mensajes escritos en tazas. Querer no siempre es poder, aunque hay una certeza que es que pensar en positivo es mucho mejor. ¿Se puede ser feliz y no saberlo? Si, claro. Y ser infeliz y no saberlo. A veces vamos con el piloto automático y es solo cuando la vida te da un golpe cuando reaccionas. Los grandes cambios los hacemos en dos momentos: En los de placer y en los momentos de dolor.