OBITUARIO

Un tsunami entre fogones

_lola_result
photo_camera Lola Bouzas, preparando uno de sus exquisitos platos. (Foto: Cedida)

El tanatorio de Allariz fue ayer un ir y venir de vecinos y amigos para dar el último adiós a la "jefa", como sus seres queridos llamaban a Lola Bouzas. Una mujer adelantada a su tiempo que supo hacer de la gastronomía un arte y, como tal, llevar el nombre de Casa Fandiño por media Península.

Trabajadora incansable, currante, pionera, extraordinaria cocinera y mejor anfitriona, son solo unos pocos calificativos de los muchos con los que, los que la conocieron, definen a Dolores Bouzas Cid, la matriarca de Casa Fandiño que en la noche del martes fallecía en Allariz a los 96 años. Amigos y vecinos quisieron arropar ayer a los "Fandiño", una familia querida y muy conocida en la villa del Arnoia, donde este mediodía se celebrará su funeral en la iglesia de Santiago.

Corría el año 1917 cuando abrió en el corazón del casco histórico el primer establecimiento de Casa Fandiño, una casa de comidas y ultramarinos de la época que hoy sería una tienda de delicatessen, y que, gracias al buen hacer en la cocina de Lola Bouzas, acabó por transformase en un restaurante de primer nivel que, cuando hace tres décadas la cocina apenas tenía relevancia, ya aparecía en las guías Michelín. 

A Lola, la pasión por la cocina le venía de herencia familiar. Su madre trabajaba en la cocina del restaurante y, antes de cumplir los 12 años, siguió sus pasos y aprendió por si sola a hacer salsas y platos. Ya casada con José Seara "Fandiño", se hizo con los fogones del restaurante que, mucho antes de la llegada del proyecto nacionalista a la villa, ya era todo un referente gastronómico de Allariz a nivel nacional. "De haber nacido en una ciudad, en otra época, habría sido una cocinera reconocida, porque ella ya era magnífica y muy conocida", comentaba su nieta, la política socialista Laura Seara, que desvelaba como "cumplidos los 40 años le surgió la posibilidad, a ella y a mi abuelo, de trasladarse a Madrid e iniciar un nuevo proyecto, pero apostó por quedarse en su tierra".

Tres hijos y cinco nietos

Madre de tres hijos - José Ramón, Tino y Juan Carlos-, Lola presumía con orgullo de sus cinco nietos, Xoel, Sabela, Brais, Xurxo y Laura, que hace tres años la convirtió en bisabuela. "Era un tsumani en su trabajo y en su carácter. Una mujer entregada a la cocina, que era su pasión. Gritaba mucho, pero tenía muy buen humor", recuerda su nieta Laura, que durante su infancia tuvo en el restaurante el comedor familiar. "En verano, subía de bañarme del río casi a las cinco de la tarde, que era cuando nos sentábamos todos a comer", recordaba.

Alrededor de su mesa se sentaron grandes personalidades de la economía, cultura y la política de este país como Alaska, José Luis Cuerda -con quien llegó a tener una hermosa amistad que traspasó el rodaje de "La lengua de las mariposas"-, Julio Iglesias Puga, Jordi Puyol, Pedro Solves, Joaquín Almunia, Eduardo Madina, Bibiana Aido... Sin olvidar a Anxo Quintana, asiduo del restaurante y amigo de la familia, que también hizo de Casa Fandiño un punto de encuentro para el nacionalismo. "Trataba a todos os clientes por igual e, despois de cada servizo, saía ao comedor e charlaba cos comensais", recordaba su nieto Xurxo Seara. 

Después de casi 63 años entre fogones, le costó mucho dejar la cocina. Cuentan sus allegados que, llegada la hora de la jubilación, Lola se dedicó a viajar con su marido Pepe por Europa y disfrutar de los suyos. Sin embargo, cuando con la llegada del nuevo siglo su hijo Tino se decidió a reabrir el negocio familiar en el que hoy es el Restaurante Casa Tino Fandiño-, no había quien la sacara de la cocina.

Te puede interesar