CITA GASTRONÓMICA

Entrimo rinde honores a sus carnes y empanadas

Dos ferias y música tradicional gallega y lusa ambientaron la jornada

Más de 400 kilos de carne cocida de ternera de raza cachena y unas 125 empanadas de forquellas, una mezcla de carne grasa de cerdo, ajo, cebolla, pimiento y calabaza típica de la zona, se degustaron ayer en Entrimo con motivo de la décimo quinta edición de la Festa de Exaltación da Empanada de Forquellas e Cachena da Serra do Quinxo.

La gran afluencia de participantes superó todas las expectativas de la organización, que tuvo que improvisar varias mesas para dar cobijo a todos los comensales que se acercaron hasta el polideportivo de A Terrachá. "Ha salido todo mejor de lo previsto, habíamos preparado espacios para 840 comensales y al final hubo que montar varias mesas, así que rondaríamos las 900 personas", comentaba satisfecho el alcalde, Ramón Alonso, tras haber superado la cifra de años anteriores.

El cambio de fecha (hasta hace un par de años se celebraba el primer domingo de mayo, coincidiendo con el Día de la Madre) y el cada vez mayor aprecio a la carne de cachena son probablemente dos de las razones del aumento de comensales, una cita gastronómica obligada para los vecinos de la comarca, pero también de Portugal, la zona de Ourense y Vigo. "Es algo anecdótico, pero entre los comensales había una pareja granadina que se encontraba de ruta por Santiago y, al oír hablar de la fiesta, se animó a venir y probar las empanadas y la carne", comentaba Alonso.

La celebración en el municipio comenzó sobre las diez de la mañana con la apertura de la feria mensual y la muestra de artesanía. Algo más de medio centenar de puestos donde vecinos y visitantes pudieron encontrar desde ropa y calzado hasta productos de la huerta, pasando por complementos para el hogar y artículos de artesanía.

Para ambientar las compras, así como la sobremesa en el pabellón municipal que se prolongó hasta bien entrada la tarde, el Concello contó la actuación musical de la charanga de Bande y un grupo de Arcos de Valvedez, en un guiño a los comensales lusos que cada año son fieles a la celebración.

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