Un “foxo do lobo" completa el parque arqueológico de Bande

El territorio banduense de Monte Grande cuenta, desde esta semana, con un nuevo reclamo turístico. El Concello que preside Sandra Quintas, a través de una subvención del Grupo de Desenvolvemento Rural GDR-10 Limia-Arnoia que ha costeado 23.500 de los 27.800 euros del presupuesto, acaba de dar por finalizados los trabajos de reconstrucción de los cuatro muros laterales que conformaban el "foxo do lobo" de As Covateiras. La actuación "permitiu poñer en valor un recurso turístico e patrimonial máis que ten o concello de Bande", explicaba la regidora del Partido Popular, en referencia a la trampa utilizada por los lugareños en la Edad Media para atrapar al lobo y que, ya en el año 2009, fue objeto de una intervención inicial basada en la recuperación de su eje central por parte de la Xunta. El cantero Diego Currás ha sido el encargado de liderar la obra, con la supervisión arqueológica de David Pérez, que ha permitido recuperar casi 80 metros de muros en cuatro frentes utilizando la técnica de "pedra seca", declarada Patrimonio de la Humanidad. Una acción que no hubiera sido posible sin la colaboración público-privada en el marco de un proyecto mayor que lideran los comuneros de Monte Grande para hacer de este espacio, en la entrada física de A Baixa Limia por Terra de Celanova, un gran parque arqueológico. Precisamente a principios de este año abría sus puertas en las inmediaciones de la carretera autonómica OU-540, en la bajada hacia Bande, el área de información del Parque Arqueolóxico de Monte Grande, con obras artísticas de Currás o Toño Monteiro distribuidas en un bosque armónico de robles, castaños y abedules. El proyecto de As Covateiras ha incluido la colocación de un lobo en acero corten que lleva la firma de Monteiro en las inmediaciones del "foxo" y la señalización de una ruta de senderismo de seis kilómetros desde el área de información hasta la trampa medieval, con distintos paneles informativos, postes de dirección e información en los lugares donde se ubican las "mámoas" del Alto do Vieiro, Arando y Terras Brancas. Más de 15 mámoas Estos tres túmulos funerarios del neolítico fueron objeto el año pasado, en el marco de una actuación liderada por la comunidad de montes, de una intervención que permitió la limpieza "e retirada dos piñeiros que estaban danando a masa tumular coa técnica da tracción animal", explicaba el arqueólogo David Pérez, quien confirmó que la intención de los comuneros es seguir combinando el aprovechamiento forestal con acciones de este tipo para sacar a la luz las 15-20 mámoas catalogadas en la zona. "Queda moito por facer, pero pouco a pouco", matizaba David Pérez. El "foxo do lobo" de As Covateiras es una de las joyas de esta gran masa forestal que comparten varios pueblos de Bande y Rairiz de Veiga y donde se pueden encontrar desde túmulos funerarios hasta petroglifos (grabados rupestres), pasando por lagunas naturales, fuentes, merenderos y una amplia representación de la flora y la fauna autóctona. Una trampa medieval casi única en el mundo El "Foxo do lobo das Covateiras" de Bande, destaca por ser en forma de cruz (hay otro en Viana do Bolo), cuando la mayoría de las trampas medievales que se conservan en Galicia son de convergencia (en forma de V) o de cabrita que, tal y como sugiere su nombre, utilizaban una cabra como reclamo o cebo para que el lobo saltase al "foxo". En las batidas, que casi siempre acababan en fiestas, los vecinos iban provistos de todo tipo de artilugios para hacer salir al lobo de su guarida y guiarlo hasta el agujero aprovechándose de los muros de piedra.