PATRIMONIO HISTóRICO

A juicio por dañar una campana del siglo XVIII

Los hechos ocurrieron la Noche de San Juan de 2011, en Lobeira 

La tradición de tocar las campanas de las iglesias de Lobeira en la Noche de San Juan acabó con la imputación de Manuel Domínguez y Rubén Oliveira por un delito contra el patrimonio histórico, por el cual el fiscal y el Obispado, que ejerce la acusación particular, reclaman ocho meses de multa (seis euros al día) y una indemnización a la Iglesia de 4.020 euros por los daños ocasionados en el campanario y el tejado de la capilla de San Lorenzo. Los hechos que llegaron ayer a juicio en el Penal 2 ocurrieron sobre las tres de la madrugada del 24 de junio de 2011 en la pequeña ermita, una construcción que data del siglo XVIII. Los inculpados declararon ayer que sólo pretendían secundar una vieja tradición arraigada en el lugar, y que la campana, de 250 kilogramos, se vino abajo cuando tiraron de la cadena, pero que no ejercieron mucha fuerza. Posteriormente, se dieron a la fuga porque se asustaron. El párroco de Lobeira defendió, por contra, que "el campanario era una estructura fija y sólida" que no ofrecía problemas de desplome.

Los dos amigos de los acusados, que estaban dentro de un coche cuando se vino abajo la campana, se desdijeron de lo manifestado en su día ante la Guardia Civil. Ayer aseguraron que no tiraron con gran fuerza de la cadena si bien, a preguntas del juez, aclararon después que desde el coche no tenían visión de la estructura.

El perito que tasó los desperfectos explicó que hay que ejercer fuerza para romperla y que, una vez examinadas las piedras y tejas, comprobó que estaban en buen estado. Un artesano campanero también corroboró que "con un uso normal no suelen romper".

Mientras que el fiscal calificó el comportamiento de los jóvenes de "anticívico, antisocial y anticiudadano", la defensa ve excesiva la vía penal para castigar daños "en un bien que sólo está inventariado". También invocó dilaciones indebidas.

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