ALEGRE Y CERCANA MARITÉ

¡Cuántos recuerdos se agolparon en mi mente cuando, con más retraso del debido, me entero del fallecimiento de Marité Pereira! Son los veranos en O Grove con mis padres y su familia, son los avatares de su vida y mis interminables discusiones futbolísticas. Era del Barça hasta la médula, y así lucía con orgullo la insignia en una hermosa sortija. Una auténtica forofa del equipo del Camp Nou. En esto disentíamos y bien que me lo recordaba cuando los culés paseaban sus triunfos.
A mi familia, la amistad le viene de muy atrás. Mis padres y los suyos, Emilio y Clotilde a quienes se unían Manolo Pereira y Maricarmen Perla, formaban un grupo muy querido. Porque, todo hay que decirlo, el sentido del humor de los tres matrimonios era inmenso. Ese gran sentido de alegría lo heredó Marité quien, junto con su esposo Alejandro, formaban una pareja ideal para cualquier evento festivo. Recuerdo que mis padres al programar el verano en A Lanzada contaban siempre con la presencia de Marité y Alejandro, ya para tomarse un buen albariño, unas sardinas, una partida de cartas o un baño en la playa. Aquello acabó?

Hace dos años, de forma repentina, fallecía Alejandro, y ahora, de forma similar, su querida esposa y compañera. Una mujer ideal, siempre alegre aun en los momentos difíciles que la vida les deparó. Una gran esposa, madre solícita y hermana preocupada siempre. Sin duda, mujeres como estas debieran vivir siempre porque dan alegría a la vida tantas veces triste. Era capaz de organizar cualquier fiesta en cualquier momento, al igual que sus padres que cerraban las verbenas del Santiago en A Ponte.

Bien creo que su paso al otro mundo va a tener una gran compensación al encontrarse, ya para siempre, con cuantos aquí abajo disfrutó y gozó con su simpatía. Descansa en paz, Marité, y haz que en este valle con tantas lágrimas muchas veces, encontremos mujeres grandes en todo y con ese desbordante entusiasmo que tú nos dejaste para siempre en el recuerdo.

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