desprestigiados y amenazados

La imagen que estamos proyectando en el exterior ha generado una crisis de confianza entre nuestros socios europeos. No saben qué pensar ni a qué atenerse tras los recientes acontecimientos acaecidos en España. Mariano Rajoy y su gobierno deberán  detener este proceso de contaminación e impedir que la Generalidad catalana venda internacionalmente mercancía podrida.
Nadie apostaría por un país en proceso de descomposición. El dinero es cobarde y sus propietarios sólo arriesgan en territorios donde no peligren las inversiones. Resulta repugnante el tipo de oposición que está realizando el PSOE a través de su secretario general, Pérez Rubalcaba, a base de cinismo y demagogia, e igualmente el secesionismo propiciado por el presidente de la Generalidad, Arturo Mas, no sólo contra el gobierno, sino dañando a la propia nación española con su corrosivo discurso. El proceso iniciado por Mas está propiciando la incertidumbre hasta cotas altamente peligrosas.

En su momento, el expresidente José María Aznar, para frenar los planes separatistas de Ibarretxe, gestionó la reforma  del Código Penal prohibiendo las consultas a la ciudadanía, pero una vez más, Zapatero siguen perjudicándonos al haber derogado el decreto sobre las citadas convocatorias. El presidente del Gobierno tiene que implicarse más y dejar de pamplinear. España no puede consentir el tener que soportar retos y  amenazas de este mediocre político catalán y desastroso gestor económico.

El pasado jueves 27, CiU, ERC e ICV aprobaron las propuesta de Mas para celebrar un referéndum de independencia en la próxima legislatura. Debe ser el ropio Rajoy quien afirme rotundamente que tal referendum afecta al conjunto del Estado, no permitiendo su celebración bajo ningún concepto.

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