La Iglesia y la posición en el plano

Me he encontrado últimamente con mucha gente que ya sea de viva voz, mediante las autopistas de la información o los más tradicionales senderos de la prensa escrita, se sitúa en el ‘ala izquierda’ de la Iglesia.
Es una afirmación que causa estupor a los que desconocíamos esta suerte de ‘configuración aeronáutica’ eclesial, pero sobre todo causa pena. La Iglesia no es de izquierdas, pero tampoco es de derechas. La Iglesia es la Iglesia, la Madre de todos los fieles.
Me viene a la mente la gran respuesta de Mons. Gea Escolano (obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol) a una pregunta de Julia Otero en su programa de televisión ‘Las Cerezas’. Ante la cuestión de si la Iglesia debía modernizarse para dejar de perder ‘adeptos’, el prelado contestó que la misión de la Iglesia no era conseguir adeptos, sino predicar la Verdad. La verdad es que el aborto es un asesinato; la verdad es que la unión homosexual (aunque no debe ser causa de insulto y maltrato) no es matrimonio; la verdad es que el comunismo alienaba al hombre, la verdad es que la Iglesia es una de las más firmes opositoras frente a la guerra de Iraq (más que otros/as que han enterrado las pancartas fruto de la amnesia provocada por los giros políticos); la verdad es que hoy mismo señala a la avaricia y al derroche, tanto público como privado, como causantes de la crisis. Las verdades son verdades, no son de izquierdas ni de derechas. Pero hay otra cosa, esencial a los católicos y que esos ‘cristianos de base’ suelen olvidar, que me viene a la mente: ‘Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica’. En resumen, una pena enorme.

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