nos han cambiado la navidad

La cosa ya comenzó hace años a torcerse cuando nos dijeron que la existencia del famoso 'limbo' había que descartarla, con lo cual, de paso, nos dejaron a la intemperie a los que vivíamos allí. Eso de 'estás en el limbo' pasó a la historia de las ocurrencias estériles. Más tarde afirmaron que el infierno no es aquel lugar cálido y acogedor a donde va la gente 'atravesada' y nos contaron que simplemente es la ausencia de Dios; o sea, más o menos como aquí, en que no se le ve por ninguna parte.
Pero tendría que llegar un papa intelectual, y además en alemán, que ¡manda carallo!, para hacernos saber que en el establo donde nació el Redentor no había ni buey ni mula; y, además, eso de la estrella de Belén y los sabios reyes magos que la siguieron, era un poético invento para espíritus sensibles. Y ahora solamente falta que nos digan que María y José fueron a empadronarse a Belén en Castromil, para que la venda que teníamos en los ojos acabe por caerse definitivamente. A pesar de lo cual, la gente precisa en esta etapa inmisericorde aferrarse a la esperanza, que no es más que el deseo consciente de encontrar un modo de sobrevivir a tanto paro e impuestazo con que nos están breando los políticos.

Por eso, en medio de la caída de creencias y la ruina de lo que fueron antiguos derechos sociales, no sobrará que los humildes nos deseemos unos a otros.

FELIZ NAVIDAD.

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