La deuda no se ha creado por casualidad, ni la han creado el 'despilfarro' de las economías mediterráneas. La deuda se hace a través de una serie de mecanismos para dar salida a un exceso de capital 'alemán'. Es necesario no confundir la economía con la contabilidad. La economía es más que las finanzas; la banca no constituye ella sola la economía. Los economistas y políticos tradicionales manejan, para definir lo que ocurre, categorías viejas e ineficaces.
En política los 'gestos' suelen tener una gran importancia si se les utiliza con propiedad, moderación y oportunidad. Sin embargo llegan tiempos en los que los gestos ya no son suficientes. Se necesitan políticas eficaces para modificar las propuestas y dar satisfacción a las necesidades reales de los ciudadanos. Nos colocamos en una perspectiva equivocada si estudiamos a España con una sola economía, son varias; esa es la razón por la que podemos observar empresas boyantes y empresas vacías de contenido económico y expropiadas; comunidades desarrolladas y otras dependientes. Comenzaron por retornar a sus países de origen los emigrados y ahora emigran además los investigadores y los científicos, los que en teoría tendrían capacidad para crear nuevos modelos sociales.
Los conceptos de pobreza y desigualdad tan socorridos por los economistas clásicos, hoy ya no son suficientes; asistimos a un proceso más radical de expulsión de ciudadanos y de territorios de los circuitos económicos. Galicia muy pronto vivirá sólo de las subvenciones, por lo que necesitamos una política que ponga en valor lo urbano y que recupere los espacios rurales.
Recuperar los valores humanísticos de la economía es hoy la prioridad, tanto tiempo abandonados y en el trastero han de quedar arrumbadas las ideologías del productivismo, de la austeridad a ultranza. Para ello es necesario que se ponga en marcha urgentemente un plan europeo de inversiones de choque.
Los conceptos de pobreza y desigualdad tan socorridos por los economistas clásicos, hoy ya no son suficientes; asistimos a un proceso más radical de expulsión de ciudadanos y de territorios de los circuitos económicos. Galicia muy pronto vivirá sólo de las subvenciones, por lo que necesitamos una política que ponga en valor lo urbano y que recupere los espacios rurales.
Recuperar los valores humanísticos de la economía es hoy la prioridad, tanto tiempo abandonados y en el trastero han de quedar arrumbadas las ideologías del productivismo, de la austeridad a ultranza. Para ello es necesario que se ponga en marcha urgentemente un plan europeo de inversiones de choque.
