Los políticos no solucionan los verdaderos problemas

En este país de cotillas es fácil intentar desviar la atención de los verdaderos problemas con sólo darle al botón de la televisión y que te metan a un ladrón hablando de cuánto se llevó y a dónde.
Estamos inmersos en una crisis que aún acaba de empezar, nuestros políticos se gastan dos millones de euros en arreglar sus despachos (Xunta de Galicia), se compran más coches (Xunta), el dinero para las ongs se gasta en arreglar la sede de la ONU, les importa un bledo levantar una calle como la de Bedoya durante tres meses y jorobar al personal (por cierto dicen que crean empleo y ¿de dónde es el personal de la obra?), el balneario de Outariz no tiene licencia de apertura por parte de la Xunta (sus amigos), las charcas carecen de vigilancia, el asunto del idioma se impone como una dictadura por parte de algunos que se presentan como demócratas (total si sus hijos tienen problemas los mandan a EE.UU., ¿verdad?).
En vez de solucionar los verdaderos problemas, nuestros politiquillos se dedican a regalar las empresas nacionales y a prometer todo lo que sea necesario con el fin de agrandar su bolsillo. Eso sí, Julián Muñoz y Roldán se embolsan millones por culpa de que los cotillas del pueblo pasan de todos los problemas.

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