La verdadera liberación

La libertad es una de las características más importantes de la persona. Todos queremos tener nuestra propia personalidad y ser libres. Uno de los objetivos de la educación es fomentar y desarrollar la libertad del
educando. El profesor Yela dice que 'educar es liberar. Solo educa el que libera. Pero, a su vez, liberar es educar. Solo libera el que educa'.

Pero, ¿en qué consiste esa liberación? Hay una falsa liberación de los que solamente siguen la ley del instinto o del deseo. Piensan que son libres porque hacen lo que les apetece y lo que les pide el cuerpo en cada momento.

Pero ocurre todo lo contrario: se hacen esclavos de sus malas inclinaciones y de sus pasiones. La auténtica liberación consiste en romper los lazos que impiden ser dueño de sí mismo y poseerse en todas las facetas.

Muchos padres y profesores están preocupados en quitar las limitaciones y defectos de los chicos: que sean menos pasivos, débiles, cómodos, miedosos, rígidos, etc. Pero no bastan con quitar las limitaciones y defectos de los otros, es necesario abrir nuevos caminos, como adquirir nuevos conocimientos, vivir nuevos valores y desarrollar la fortalezca que conduzca a una mayor plenitud y posesión de sí mismo.

En el proceso de educación de valores podemos distinguir cuatro pasos:

-Conocer los verdaderos valores que den sentido a la vida, como las virtudes humanas y transcendentales.

-Apreciar los valores descubiertos, es decir, que se inclinen hacia lo bueno, lo verdadero, lo bello, lo noble y lo perfecto.

-Interiorizar esos valores, que los tomen como propios y que se identifiquen con ellos. Esto supone un acto personal de la voluntad y tomar una opción en la vida.

-Comportarse de acuerdo con tales valores y llevar a la práctica sus ideales.

Supongamos un chico con una vida desordenada: poco esfuerzo en los estudios, mala elección de las lecturas y diversiones y amistades poco recomendables. Después de hablar con sus padres y el tutor del colegio decide romper sus malos hábitos. ¿Qué hacer? En primer lugar conocer los valores humanos y cristianos que puedan formar su ideal. Un camino puede ser a través de buenas lecturas y con charlas de personas formadas. Después ha de apreciar e interiorizar esos valores y en último lugar elaborar un plan personal para su tiempo libre y el resto de

actividades. Un buen plan no debe centrarse solo en las propias diversiones y gustos, sino que tenga en cuenta a los demás, para ejercitar el amor y la amistad, es decir, aprender a querer.

Te puede interesar
Más en Cartas al director