María Jesús Bóo: "El acceso a internet es un derecho y no hay que criminalizar su uso"

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photo_camera María Jesús Bóo Montes en el IES Celanova Celso Emilio Ferreiro.
La abogada celanovesa acaba de publicar una guía que aborda el aumento de los ciberdelitos sexuales entre los adolescentes

El aumento de los ciberdelitos de carácter sexual entre los adolescentes es el asunto que aborda la nueva guía que acaba de publicar la abogada de Celanova María Jesús Bóo. Una iniciativa que nace en el seno de Red Talento Consultoras, empresa especializada en responsabilidad social corporativa para empresas y administraciones de toda España de la que es socia, y que ya ha presentado con éxito a adolescentes de Castro Caldelas, Chandrexa de Queixa, Parada de Sil, A Teixeira y Xunqueira de Espadanedo.

¿Qué lleva a una abogada a escribir una guía sobre ciberacoso?

Hablando con la alcaldesa de Castro Caldelas nos pidió hacer algo actual y útil para los jóvenes y hoy ¡el mundo de los adolescentes es digital al 100%! Al tener una cultura jurídica por profesión, decidí centrarme en los ciberdelitos de carácter sexual. Es más, el 80% de los delitos de violencia de género tienen que ver con las nuevas tecnologías, ya sea como causa o como prueba de su comisión. Y lo normal es que de la violencia en las redes, se pase a la violencia física en la pareja.

¿Cuál es la acogida de los chavales?

Muy Buena. Incluso hacen preguntas, y que conste que los chicos están muy receptivos, casi más que ellas, y me encanta porque esto es algo que nos incumbe a todos. Yo les doy datos y hablamos de hechos, no doy opiniones. Con el Código Penal en la mano hablo de términos que están en su vocabulario (sexting, stalking, grooming, ciberbulling, sextorsión,...) y les explico la mayor vulnerabilidad de las niñas. Yo creo que lo que les engancha es la visión positiva. No hay que criminalizar bajo ningún concepto ni internet, ni las redes sociales. Hay una frase de José Múgica (expresidente de Uruguay) que me ha quedado grabada: "Cada generación aprende con lo que le toca vivir y no con lo que le tocó vivir a otros". Y lo que les toca a vivir a estos chicos es la inmersión total en el mundo tecnológico. 

¿Y cómo se gestiona desde la perspectiva adulta?

La educación es la herramienta. Hay que enseñarles a no dar contraseñas a nadie, ni la geolocalización... Pero la segunda cuestión que hay que tener en cuenta es la empatía. El acceso a internet es ya un derecho que forma parte de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU y no es inteligente criminalizar su uso, porque es una de las herramientas fundamentales para el conocimiento. Mi idea es defender que los jóvenes sigan ahí y expulsar a quienes no usan correctamente las redes. Para eso existen mecanismos de denuncia, de bloqueo. ¿Os imagináis que nos quiten a todos el carné de conducir porque hay una persona que va a 250 kilómetros por hora? Pues aquí es lo mismo. Y cuando pones a los jóvenes responsables de sí mismos en las redes, entonces se empoderan.

¿Qué conclusiones saca de estos encuentros con los jóvenes?

Me he dado cuenta de que los chicos, y también profesores, no saben cuál es la línea roja que hace que pasemos de una conducta que forma parte del juego sexual a una conducta que se convierte en delito. También de que los adultos que estamos alrededor de los adolescentes, no conocemos los términos actuales, ni diferenciamos lo que es una práctica de riesgo del delito. Yo me arriesgo a mandar una foto erótica a mi pareja, eso no es delito. El problema es el uso que se hace cuando llega al receptor y que puede provocar consecuencias absolutamente devastadoras. Hay quien llegó al suicido.

Muchos jóvenes no denuncian por el miedo a que no les tomen en serio.

Hoy en día los juzgados, la policía, los centros de salud, los colegios, tienen protocolos más ajustados a la realidad y están más sensibilizados en estos temas y protegen a la víctima, cosa que no hacían hasta hace poco. Hablando con una psiquiatra de Ourense me comentaba que guardarse todo provoca consecuencias devastadores a la persona cuando es adulta. Es decir, el tiempo no lo cura todo.

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