Aires nuevos en la parroquia

Santiago Fernández y Miguel Rodríguez en la antigua sacristía monacal.
photo_camera Santiago Fernández y Miguel Rodríguez en la antigua sacristía monacal.
Los jóvenes Santiago Fernández y Miguel Rodríguez han tomado el relevo de los veteranos César Iglesias y Benito Gómez al frente de la unidad de atención celanovesa, con la misión de abrir la iglesia e implicar a fieles y laicos en las actividades parroquiales.

En un rural desboplado y envejecido, y con cada vez menos sacerdotes, Celanova irradia juventud en su renovada Unidad de Atención Parroquial (UaP). Santiago Fernández y Miguel Rodríguez llegaban este verano con la ilusión y responsabilidad por mejorar la atención pastoral, acercandose a los feligreses y apostando por la implicación de la sociedad laica, tanto en la constitución de manera oficial de un equipo de coordinación de Cáritas (que ya funciona y trabaja a nivel arciprestazgo), como en la constitución de consejos pastorales y de economía. “Poco a poco, aún estamos aterrizando”, comentaban los párrocos, a quienes el nombramiento les pilló desprevenidos, pero ya son dos vecinos más de la localidad.

Para Santiago Fernández, Celanova no es una villa ajena porque llevaba 12 años como párroco en Ramirás. En el caso de Miguel Rodríguez, este es su primer destino pastoral tras su ordenación el pasado 4 de junio “y Celanova, es Celanova. Impone mucho”, reconocía tres meses después del nombramiento, que trajo consigo una remodelación de las parroquias que dependen de la UaP y que pasan de 6 a 13. “Lógicamente, tiene que haber cambios, no es cuestión de ir corriendo de un lado para otro. Buscamos que los horarios estén claros. Acudimos a todas las parroquias como mínimo dos fines de semana al mes”, explicaba Fernández. “Que esté centralizado en Celanova no implica unir todo, sino atender mejor desde un centro”, matizaba su compañero quien, además de la ampliación del horario de apertura y de atención del templo celanovés, la recuperación de la misa de la Encarnación los martes o la de los jueves por la mañana coincidiendo con el mercado, dijo que “queremos hacernos más presentes durante la semana en el rural y tener misas en las capillas”, conscientes de la devoción popular. 

En este tiempo, además de conocer a la gente, los párrocos intentan ponerse al día en todo lo que tiene que ver con el apartado patrimonial y turístico, y también social y cultural. Desde las visitas guiadas que recorren el templo hasta la actividad musical y teatral, la academia y la cofradía de San Rosendo o el certamen escolar. “Vamos viendo poco a poco, este fin de semana empezamos con el catecismo”, puntualizaban, conscientes de que Celanova no es una parroquia más y que les toca reactivar una situación que lleva casi tres años parada por la pandemia.

A las puertas de empezar el nuevo curso, entre los retos marcados está el cuidar el trato con los nueve párrocos que residen en Celanova, peregrinar a Santiago o promover la representación de Celanova en la Jornada Mundial de la Junventud (JMJ) de Lisboa 2023. “Tenemos el hándicap que coincide con la Ramallosa”, bromeaban, encomendándose a San Rosendo.

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