Los arqueólogos regresan a Castromao 12 años después

La actividad arqueológica ha regresado al yacimiento castrexo de Castromao, en Celanova. El alcalde, Antonio Puga, acompañado del arqueólogo municipal Eduardo Breogán Nieto, asistía ayer a la reactivación de las labores en el yacimiento galaico-romano, declarado Bien de Interés Cultural en 2019, y que registró su última intervención arqueológica en 2008. "Dende aquelas só se fixeron limpezas e rozas. Salvo excepcións, e a expensas dun estudo máis pormenorizado, podemos dicir que o seu estado de conservación é bastante bo", destacaba Breogán Nieto quien, precisamente ayer, supervisó una de las primeras tareas urgentes en el denominado "edificio colectivo". Se trata de la construcción más grande del yacimiento, de tipología romana y cuya finalidad original se desconoce, donde la acumulación de agua en la parte superior habría provocado el derrumbe de algunas piedras del muro. Una subvención del Grupo de Desenvolvemento Rural GDR-10 Limia-Arnoia costeará 30.000 de los 38.300 euros en los que ha sido presupuestado el proyecto que persigue "levar a cabo as labores de mantemento e conservación do que xa temos, para a posta en valor do castro a nivel científico, pero tamén como reclamo turístico de primeira magnitude", destacaba Puga, quien confirmaba la apuesta del grupo de gobierno por hacer de Castromao un referente de la cultura castrexa recuperando, no solo el yacimiento del siglo V a. C., sino la antigua rectoral de Santa María como un centro de recepción de visitantes, combinando el uso turístico con espacios diferenciados para vecinos e investigadores. Visibilidad El proyecto, que se desarrollará hasta mediados de agosto y que no interferirá con las visitas turísticas que se pueden hacer libremente al castro, abarcará labores de mantenimiento y reparación de las urgencias más inmediatas de las estructuras, así como la limpieza de todo el yacimiento y del perímetro que lo rodea, con el objetivo de darle más visibilidad. La segunda parte de esta actuación se centra en la labor científica o de investigación, que pasa por la redacción de un documento de gestión que recogerá las patologías y el estado de conservación actual del yacimiento, con el objetivo de que sirva de herramienta de gestión futura. "No xacemento hai 133 estruturas. Analizaremos un a un os riscos que teñen e as solucións que se lles poden dar, fixando cinco tipos de prioridades. Tamén marcaremos cales serían as áreas máis importantes para escavar nun futuro", explicaba el arqueólogo municipal, quien insistía en que la prioridad actual es consolidar y conservar los restos visibles. "O maior risco de Castromao é que non haxa un plan de mantemento e que volva a caer no abandono", dijo. En clave turística, la intervención prevista para este año se completará con la actualización de los contenidos y de los códigos QR, incluido nuevo material audiovisual para el que se utilizarán drones. En este punto, el regidor celanovés, Antonio Puga, señalaba la importancia de hacer una campaña de divulgación entre los vecinos, "coa organización dunha xornada, antes de que acabe o verán, para que sexan conscientes do que temos. Tamén estamos buscando fórmulas de promoción para que veña máis xente a visitalo", dijo. Una de las diez “civitates" del convento de Braga A finales de 2019, la Xunta declaraba Bien de Interés Cultural (BIC) a Castromao, la antigua capital de los "coelernos". Coelióbriga era uno de los diez pueblos galaicos o "civitates" que conformaban el Convento de Braga y, en la actualidad, está considerado uno de los castros más importantes del noroeste peninsular, tanto por su larga ocupación (700-600 a.C. a 200-300 d.C.), como por el material encontrado en las excavaciones desarrolladas desde la década de 1920 hasta el año 2008. En una extensión de 2,26 hectáreas se concentran 133 estructuras y restos de la antigua muralla.