El Instituto Celanova Celso Emilio Ferreiro musealiza las zonas comunes de O Poleiro

photo_camera Los alumnos del IES Celanova Celso Emilio Ferreiro disfrutan ya del proyecto de extensión de la biblioteca, ejecutada con el dinero procedente de varios premios educativos y que, además de poner en valor la sala gótica como zona de estar/museo ,ha puesto a su disposición una nueva zona de lectura, de juegos y local de ensayo, así como material nuevo para las TICs. Un lujo de centro publico que se complementa con exposiciones temporales propias y permanentes del legado pétreo del monasterio. 
El plan de extensión de la biblioteca ha permitido crear nuevos espacios y servicios para la comunidad

El antiguo piano de cola del Café Latino, restos de ménsulas y finales de bóveda aparecidos en excavaciones del monasterio, así como una completa exposición de material audiovisual del siglo XX conforman los nuevos espacios museísticos del Instituto Celanova Celso Emilio Ferreiro. El centro educativo, que tiene su sede en el Claustro do Poleiro del Monasterio de San Salvador, acaba de completar el proceso de extensión de su biblioteca, incorporando nuevos espacios al centro de recursos con fondos de varios premios y de la Consellería de Educación. “Los alumnos lo ven como algo normal, pero no lo es”, reconoce Isidora Gil, coordinadora de la biblioteca que, el próximo 31 de marzo, viajará a Santiago de Compostela para presentar el proyecto con el que, oficialmente, pasan a ser una biblioteca “Plan Lía 3” (Lectura, Información y Aprendizaje).

La intervención perseguía liberar la magnífica biblioteca monacal, que suma ya 32.000 volúmenes, incorporando todo el ala del claustro para habilitar nuevos espacios y servicios. Así, se ha creado una zona de juegos de mesa y una pequeña sala de ensayo, otra de consulta de libros del profesorado y de diccionarios,  y una tercera, la más espectacular, bautizada como sala gótica. “Es una sala de lectura informal y un museo. Arriba montamos un taller de restauración y encuadernación y duplicamos el espacio de una sala que no se usaba y que escondía el único arco gótico que queda del monasterio”, subraya Gil, quien citaba también el aula verde que se ha dotado de nuevo material TICs y la sala de lectura  Belem Sánchez, en homenaje a la profesora que impulsó el proyecto y se acaba de jubilar.

La extensión de la biblioteca escolar, que ha ido aparejado de un expurgo, ha permitido habilitar nuevos estantes con obras de autores locales y de literatura infantil, pero el cambio más evidente es el piano de cola que preside el nuevo rincón musical. “La idea es hacer conciertos”, comenta Adrián Fernández, el director de un centro con 346 alumnos, un lujo en el rural.

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