Madrugón sin premio, el equinoccio no se dejó ver

photo_camera Las nubes impidieron disfrutar del equinoccio en la capilla de San Miguel de Celanova. Unos pocos vecinos se dieron el madrugón y se acercaron la conocida como "horta do cura", pero las nubes sobre San Cibrao impidieron disfrutar del efecto solar.
Las nubes boicotearon la puesta de largo de la primavera en el equinoccio de San Miguel de Celanova. Un espectáculo visual cargado de historia, ciencia y misterios que suscita el interés de vecinos e investigadores.

Una niebla gris coronó ayer el monte bolense de San Cibrao, impidiendo la visualización del espectáculo solar que se produce en la capilla de San Miguel de Celanova coincidiendo con el equinoccio, pero no enturbió el día a la veintena de madrugadores que se dieron cita en el exterior del oratorio.

El grupo más concurrido fue el conformado por los alumnos de segundo de la ESO del Colegio Plurilingüe Sagrado Corazón de la villa que, capitaneados por su profesora Mónica Caneda, ayer compartía risas y confidencias mientras el reloj marcaba las 07,50 horas. “Si lo vemos, bien. Pero si no, no pasa nada. Nosotros vinimos por el desayuno. Profe ¿a qué nunca habías desayunado con tus alumnos?”, bromeaban los adolescentes sentados en la bancada con vistas a la capilla mozárabe. “Veníamos ilusionados, los alumnos habían recopilado información, miraron temas de arte y arquitectura con la profesora de Historia y con la de Física y Quimica, todo lo relacionado con los equinoccios”, describía Caneda en una actividad extraescolar que, aún sin haberlo visto, seguro que a más de uno le marcará más que cualquier lección aprendida en clase. 

“Volveremos en septiembre, ¡malo será que no consigamos ver uno si lleva mil a sus espaldas!”, bromeaban dos vecinos llegados desde Puxedo (Lobios) para ver la obra erigida por San Rosendo. Su legado pétreo, el único que se conserva intacto desde el siglo X, está siendo objeto de estudio e investigación por parte de Ana Durán, estudiante de Geografía e Historia en la Universidad de Vigo. “Se ha escrito y publicado mucho sobre la capilla a nivel artístico y arquitectónico, pero no existen referencias sobre la iluminación”, traslada Durán, recordando que fue en los años 90 cuando el ingeniero celanovés Xosé Benito Reza redescubrió el efecto solar exterior. “La línea de investigación para el trabajo de fin de grado es la iluminación de San Miguel, en concreto la interior y su funcionalidad”, apuntó la universitaria que confía en presentar su trabajo académico este año

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