La iglesia monacal de Celanova acogerá este domingo, festividad de San Rosendo, el acto solemne de la academia auriense mindoniense y la entrega del premio de investigación "Manuel Iglesias 2019" al trabajo realizado por el organista Rubén Díez García.
¿En qué consiste el proyecto?
La obra en sí se denomina "Rudesindus, poema sinfónico para el órgano del Monasterio de San Salvador de Celanova. Música barroca, arte pictórico y sinestesia" y tiene dos partes. Una, la fundamental, es un poema sinfónico para órgano basado en una serie de cantos gregorianos del cantoral de Celanova del siglo XII que están en el Monasterio de Silos, con los momentos más significativos de la vida de Rudesindus. Todo ello teniendo en cuenta las características sonoras y tímbricas del órgano celanovés. Esto ha requerido un trabajo previo, un estudio relacionado con la música y el órgano barroco y el arte pictórico, porque el órgano celanovés tiene un mueble significativo realizado por Castro Canseco.
¿Cuál fue su inspiración?
La obra la saqué de un trabajo de Manuel Olleros, que también fue galardonado con el Manuel Iglesias, sobre obras comunes y exclusivas de Celanova del siglo XII. Eso me sirvió de inspiración, pero mi gran motivación fue descubrir que el creador original del órgano de Celanova, que no fue otro que fray Felipe de la Peña. El mismo autor del instrumento que todavía hoy se conserva en mi pueblo natal, Pravia. El saber que los dos órganos, en esencia, tenían el mismo origen me animó mucho.
¿Cómo fue el proceso?
El verano estuve tocando en Celanova y tuve conocimiento de la obra de Olleros. Poco después conocí la convocatoria del premio y, a contrarreloj, me puse con este proyecto. Ha sido un trabajo de estar encerrado a componer y, la verdad, arrancar me costó un poco pero después me inspiró mucho.
¿Cómo definiría el órgano celanovés?
La composición está pensada para este órgano barroco que, aunque restaurado, tiene características técnicas muy singulares. Tiene dos fachadas, dos teclados y un pedal que te permiten tocar un repertorio muy abundante y versátil. Esto te ofrece muchos colores y tonos de timbre, con un resultado mucho más sonoro y que permite crear un lenguaje casi cinematográfico. No todos los órganos barrocos tienen esta capacidad. Es una obra inspirada en música muy antigua, para un órgano antiguo, pero con un lenguaje moderno.
¿Qué planes tiene para “Rudesindus" después de Celanova?
El domingo será un día especial porque será el estreno de la obra en Celanova. Pero después tengo previstos varios conciertos en Málaga donde resido actualmente, y en Asturias, mi tierra natal. La acogida de la obra entre mis compañeros organistas ha sido muy buena y la idea es llevarla a Valencia, Madrid, Roma y quizás a Holanda. También me gustaría grabar en el órgano de Celanova.
