Recurrir a una linterna o un candil para salir de casa después de media noche no es el relato sobre las vivencias del medio rural en el siglo pasado, sino una realidad que desde hace meses padece una familia de Rubiás, en el concello celanovés de Ramirás.
Un plan de ahorro energético iniciado hace más de un año en el ayuntamiento que dirige la alcaldesa, María Pilar Otilia López, ha supuesto el apagado de parte del alumbrado público entre las 00.00 y las 06.30 horas. 'Quizas este hecho no fuera grave si no afectara,como es el caso, a farolas que estan junto a casas habitadas con personas mayores', explicaban Olga Gómez y su madre, Adela Gómez, que a sus 77 años, es una de las principales perjudicadas de esta medida.
En el pueblo de Rubiás, el apagado de las farolas no mantiene ningún criterio lógico. 'Non depende da habitabilidade das vivendas da zona e tampouco apagan unha sí e outra non', apunta Gómez. Las dos farolas ubicadas en el camino hasta su casa están apagadas, sin embargo, las dos siguientes ubicadas en una zona deshabitada y junto a una fuente, permanecen encendidas toda la noche. 'Eu non teño medo e xa coloquei unha luz externa na miña porta, pero paréceme unha inxusticia que, polo capricho da señora alcaldesa, se manteñan encendidas farolas públicas diante de casas abandonadas o que só veñen no verán e que se nos apaguen as dos que vivimos todo o ano', dice Adela Gómez.
La situación que padecen en Rubiás no es la única que se da en el ayuntamiento sino que, tal y como confirman los vecinos, se repite en otros pueblos como Rozas, Vilaboa o Xocín. 'No es justo ni legítimo deshacer el trabajo que ya está hecho', señalaba la familia Gómez, quien en vista del 'pasotismo' demostrado por el grupo de gobierno al que hace meses que se informó de la situación, considera que la decisión 'se debe a motivos políticos'. Desde el ayuntamiento, la regidora 'popular', María Pilar Otilia López, rechazaba realizar cualquier declaración sobre este tema, refiriéndose a él como 'una medida de ahorro energético'.
En el pueblo de Rubiás, el apagado de las farolas no mantiene ningún criterio lógico. 'Non depende da habitabilidade das vivendas da zona e tampouco apagan unha sí e outra non', apunta Gómez. Las dos farolas ubicadas en el camino hasta su casa están apagadas, sin embargo, las dos siguientes ubicadas en una zona deshabitada y junto a una fuente, permanecen encendidas toda la noche. 'Eu non teño medo e xa coloquei unha luz externa na miña porta, pero paréceme unha inxusticia que, polo capricho da señora alcaldesa, se manteñan encendidas farolas públicas diante de casas abandonadas o que só veñen no verán e que se nos apaguen as dos que vivimos todo o ano', dice Adela Gómez.
La situación que padecen en Rubiás no es la única que se da en el ayuntamiento sino que, tal y como confirman los vecinos, se repite en otros pueblos como Rozas, Vilaboa o Xocín. 'No es justo ni legítimo deshacer el trabajo que ya está hecho', señalaba la familia Gómez, quien en vista del 'pasotismo' demostrado por el grupo de gobierno al que hace meses que se informó de la situación, considera que la decisión 'se debe a motivos políticos'. Desde el ayuntamiento, la regidora 'popular', María Pilar Otilia López, rechazaba realizar cualquier declaración sobre este tema, refiriéndose a él como 'una medida de ahorro energético'.
