HOSTELERÍA

La polémica persigue el uso hostelero del Pazo de Ramirás

Morganti dice haber invertido "mucho dinero" en las obras de acondicionamiento del espacio pero no ha podido sacarle provecho

El empresario hostelero Flavio Morganti mantiene reclamaciones judiciales por un supuesto incumplimiento del contrato de explotación del Pazo de Ramirás para eventos y celebraciones. En marzo del 2017 firmó dicho acuerdo con la comunidad de propietarios de la parcela 77-Pazo de Ramirás de la "Urbanización Ramirás" para arrendar como proveedor de servicios de restauración el derecho a explotar comercialmente el pazo y sus jardines para realizar eventos. Sin embargo, una parte de los propietarios mostraron desde un primer momento su disconformidad con el aprovechamiento hostelero, hasta el punto de reclamar el cese de la actividad. 

Morganti dice haber invertido "mucho dinero" en las obras de acondicionamiento del espacio pero no ha podido sacarle provecho. Los propietarios que firmaron con él el acuerdo hicieron saber en el contrato que "han realizado todos los trámites para la obtención de la licencia de apertura y actividad para uso de cafetería y que, tan pronto le sea concedida, procederá a solicitar de inmediato la licencia para la actividad de restaurante". El empresario hizo mientras tanto inversiones "muy importantes" para adecentar el local y llegó a celebrar varios eventos, pero la licencia municipal no se llegó a conceder. 

El contrato dice, de todas formas, que se "exime a la propiedad de cualquier responsabilidad para el supuesto de que no se conceda finalmente la licencia para restaurante, siendo por su cuenta y riesgo las obras que realice antes de la concesión de la misma".

La parte de propietarios de Ramirás contrarios al uso hostelero que de facto se llegó a hacer instaron al Concello a impedir los eventos, precisamente porque carecía de licencia. Es más, el concejal de Urbanismo, entonces José Cudeiro, llegó a firmar un decreto en junio del 2018 instando a la Policía Local a vigilar si se estaban usando las instalaciones hosteleras, al tiempo que pedía a la comunidad de propietarios que pidiesen licencia. El permiso sigue sin otorgarse y, ahora Flavio Morganti exige una indemnización por no poder desarrollar la actividad. 

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