CELANOVA

Tradición y fiesta vuelven a darse la mano en Vilanova

Miles de personas participaron en la 13ª edición de la Romaría Raigame

Miles de personas abarrotaron un año más Vilanova dos Infantes para participar en la Romería Etnográfica Raigame, que llegaba ayer a su 13ª edición. Con un tiempo espléndido, aunque el sol llegó a hacerse sentir con fuerza en las horas centrales del día, la coqueta localidad abría sus empinadas callejuelas, sus plazas y su imponente Torre del Homenaje a romeros procedentes de toda la provincia y de muchos puntos de Galicia, consolidándose como una de las grandes citas paralelas al Día das Letras Galegas.

Desde primeras horas numerosas fincas situadas en el entorno de Vilanova, acondicionadas como aparcamiento, se iban 'inundando' de coches y autobuses, imagen que se repetía en los arcenes de cuanto vial y camino que se acerca a la localidad.

El sonido de los grupos de gaitas se hacían notar por todos los rincones, comenzando por el mercadillo instalado en delante de las antiguas escuelas,en la entrada del pueblo y siguiendo en la Praza de Víctor Ferro, corazón de la villa. Aquí se van dando cita toda las agrupaciones folclóricas, que actúan ante la atenta mirada de cientos de personas que las rodean y aplauden sus intervenciones. En un rincón de esta plaza varias palilleiras muestran con orgullo la delicadeza de su trabajo.

Los visitantes inundan todas las direcciones y en la Praza do Recreo, al son de las gaitas, varios cesteiros exhiben sus creaciones y enfrente, una taberna no da abasto a suministrar bocadillos de chorizos asados, cervezas y refrescos. En la Praza do Balcón, cuatro alfareros trabajan el barro, ante la mirada 'golosa' de los niños que ven como mima con la mano la bola informe hasta convertirla en un plato.

Al pie de la torre, continúa la exhibición de oficios tradicionales. Félix Paz, llegado de de Alfoz, hace un peón con un torno "feito en 1840. Foi do meu abuelo, que morreu no mesmo ano que nacín eu. O meu paí non o quixo, pero eu retomei aquel oficio". Afirma que los que más vende son peones y anillos de madera: "Pola maña, peóns para os rapaces e pola tarde, aneis para as mulleres", asegura. Un poco más arriba Marcos Escudero esculpe "un santo. Empeceino no meu taller, en Mos, e vounorematar aquí". A su lado, Alberto Geada, llegado desde Mondoñedo, prepara unos zuecos. "A xente aínda ós pide, case que todos para decoración e recordos, como por exemplo de agasallo de boda", afirma, para añadir que acaba de hacer una pieza para un Museo de Holanda.

El entorno de la torre también hace sitio a Carlos Barros "Tango", de Mondariz, que está rematando unas 'chancas' que le encargó un cliente esa misma mañana. A su lado, Fernándo Ibarra, carpintero de la asociación Casa do Barqueiro, de Chantada, dedicada a recuperar el patrimonio histórico, da forma a la base de un hórreo.

El sonido del martillo golpeando sobre el yunque llama la atención de muchas personas, que ven como Oliveros, un herrero de A Fonsagrada (Lugo), maneja la fragua y moldea un cuchillo.

El sol aprieta con fuerza a partir del mediodía y seguramente uno de los mejores negocios de la jornada fue la venta de sombreros. A partir de las dos de la tarde la gente comenzó a buscar su lugar para comer y por la tarde volvían a tomar las empinadas y engalanadas calles de la localidad, para completar una jornada de disfrute intenso con la música y la tradición.

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