LOS PAPELES DEL ROCK

Bruce Springsteen, cabalgando sobre estrellas caídas

NEW YORK, NY - MARCH 14:  Bruce Springsteen performs onstage during a special performance of "Springsteen on Broadway" in front of an audience of SiriusXM subscribers at Walter Kerr Theatre on March 14, 2018 in New York City.  (Photo by Kevin Mazur/Getty Images for SiriusXM)
photo_camera Bruce Springsteen en un concierto de su nuevo trabajo "Western Stars".

Es un buen trabajo, es un disco digno, que sobre todo si se conoce la intención con la que ha sido grabado y el ámbito musical en el que se ha querido situar, no defrauda

Hace unos meses, se editó un excelente disco titulado "Stay Around", fruto del trabajo de recopilación e investigación de Christine Lakeland, la viuda de JJ Cale, en los archivos de grabaciones de su difunto marido, concebido como un mapa sonoro y vivencial de los diferentes escenarios americanos en los que JJ Cale vivió, compuso, se inspiró y creó su música, plasmada en mucho material de archivo inédito que salía a la luz en ese lanzamiento.

Diríase que Bruce Springsteen en este nuevo trabajo, "Western Stars", ha intentado una jugada parecida, pero localizada en un único escenario y centrada en una mirada hacia el country californiano, ese tipo de country más pop, más accesible para la radio rock mainstream, distinto y diferenciado del country llamémosle más purista, de slide y honky tonk, que gozó de notable popularidad a finales de los 60. Arreglos orquestales, secciones de vientos y unas composiciones ligeras y accesibles caracterizaban ese estilo, y eso es exactamente lo que ha hecho el Boss en este trabajo. Por otra parte, siendo coherente con lo que había anunciado en diversas declaraciones el propio Springsteen cuando se le preguntó acerca de cómo sería su nuevo disco.

Prescindiendo una vez más de la E Street Band, y acompañándose para esta grabación de más de 20 músicos diferentes, entre los que destacan David Sancious, Charlie Giordano y Soozie Tyrell entre otros, además de Patti Scialfa apoyando en los coros y los arreglos vocales y Ron Aniello, bajista y a la sazón productor del álbum, "Western Stars" es un álbum que deja, tras varias escuchas en profundidad, una sensación agridulce.

Es un buen trabajo, es un disco digno, que sobre todo si se conoce la intención con la que ha sido grabado y el ámbito musical en el que se ha querido situar, no defrauda. Pero tampoco entusiasma. Da toda la impresión de que a pesar de todo el personal que ha pasado por el estudio, es un disco hecho no diré con desgana, pero sí desde una cierta y entiendo que evidente  autocomplacencia. El tratamiento orquestal, aunque bien estructurado, no logra el efecto de dotar a estas canciones de ese colorido envolvente, las guitarras apenas transmiten fuerza y solo en contadas ocasiones (“Drive Fast – The Stuntman”) logran en determinados momentos alcanzar ese clímax imagino que buscado desde la producción, pero no encontrado.

De hecho, quizá sea, a mi juicio, la deficiente producción de Ron Aniello lo que me parece que le resta a este disco el atractivo que potencialmente podría tener. Bruce Springsteen no es –todavía- un crooner, ni es Neil Diamond. Quiero decir, su voz no tiene porque estar en un primer plano que relegue toda la instrumentación a un acompañamiento propio de los cantantes de lo que en los años 70 se llamaba “música ligera”. A pesar de que la idea de este disco aleje deliberadamente a Bruce Springsteen del standard del rock, no creo que esté pasando por su cabeza la retirada al mercado de la nostalgia pura y dura o de los cantantes para shows televisivos de nochebuena y/o año nuevo de las televisiones americanas.

En cualquier caso, aún dentro de un disco que sin decepcionar, deja una innegable sensación de oportunidad desperdiciada en parte, sí que encontramos momentos en los que la genial inspiración del Boss es reconocible y en los que disfrutamos de un Bruce Springsteen con el que nos podemos reconciliar. “The Wayfarer” nos trae a un Springsteen introspectivo, calmado, lejos del rock más fuerte, pero aquí sí que el tratamiento orquestal esta muy bien trabajado, todos los elementos de la canción están bien equilibrados, incluida la voz de Springsteen y por supuesto los coros de Patti Scialfa y al escucharla, me trae incluso ecos de Chicago Transit Authority. Igual efecto produce “Tucson Train”, que me lleva por algunos instantes a “Thunder Road” y en donde de nuevo la orquestación, los vientos y los metales están bien situados y construyen una canción que se escucha con agrado y que gusta, o gustará al fan más tradicional. “Western Stars”, la canción que da título al disco, sigue esa misma línea.

“Sleepy Joe's Café” es la canción que trae la nota desenfadada, pegadiza, con un acordeón que la impregna de un aire fronterizo muy atractivo, y que por tales motivos, podría dar muy buen juego en directo en caso de que Bruce Springsteen se decida a meterla en el set-list de su próxima gira. Y recuperando su esencia más sincera, más desnuda, emocionante, intensa y hermosa, esa delicatesen sonora que no llega a los dos minutos titulada “Somewhere North Of Nashville”.

Sin embargo, el resto de "Western Stars" se queda claramente por debajo del standard que cabe no exigir, pero sí esperar de Bruce Springsteen en 2019. “Chasin’ Wild Horses”, una balada descarnada que tenía grandes posibilidades, no acaba de cuajar y es uno de los exponentes más claros de esa producción fallida en muchas de esas canciones, amén de que temas como “Stones” o “Hello Sunshine” son temas de mero relleno, sin apenas trabajar y que estoy seguro que en otros discos el propio Boss habría rechazado.

Hay figuras en el mundo del rock, como Bob Dylan, Freddie Mercury, Tom Petty, Johnny Cash, David Bowie o Iggy Pop que ya están por encima del bien y del mal por el mito creado en torno a su figura, su trayectoria y su trascendencia más allá del rock business. Son iconos de la cultura contemporánea, a los que, en el caso de los que todavía están vivos, ya no se les exige obras que cambien el mundo como las que hicieron en los años 60 y 70. Probablemente Bruce Springsteen esté en esa categoría, aunque yo me niego a integrarle ahí, básicamente porque todavía le veo como un creador, un cronista y un compositor que tiene mucho que ofrecer más allá de su legado histórico. Un narrador de la América real, la América de las carreteras polvorientas, la América que no pertenece al escaparate, la América que no es Trump y su tragicómica caricatura… alguien con esa capacidad de contar y hacerte vivir la historia y el presente, puede y debe seguir ofreciéndonos esa mirada sobre su mundo. Quizá lo único que necesite sea un auténtico buen productor.

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