De la casa de paja de 'Los tres cerditos' a soporte de la bioarquitectura

La arquitecta Valentina Maini, ponente en el primer Congreso de Bioarquitectura de Cataluña, considera que debe revisarse el famoso cuento de 'Los tres cerditos', puesto que el que fabricó su casa con paja no fue el más perezoso, sino el más inteligente, al hacer la construcción más económica y sostenible.
Hèctor MariñosaEsta arquitecta italiana afincada en Barcelona participa activamente en la Red de Construcción con Paja de España y en proyectos de cooperación europeos sobre este material, además de ser profesora de la Escuela de Arquitectura LaSalle.

En una entrevista con Efe, Valentina Maini ha desgranado las ventajas de la bioarquitectura, que usa técnicas y materiales tradicionales, como la madera, la paja, las cañas o el barro, en la construcción de viviendas, lo que 'garantiza la salubridad del ambiente interior y la salud de las personas' que viven en ellas.

En España existen no más de una veintena de casas hechas con paja legalizadas, de las que Maini ha firmado cinco, y quizás más de 200 sin legalizar repartidas por toda la geografía española, aunque la mayoría se encuentra en Andalucía, el Centro, Galicia y Cataluña, explica Valentina Maini.

Algunos de los propietarios de estas peculiares construcciones y arquitectos especializados crearon en 2005 la Red de Construcción con Paja de España, que ofrece información y contactos a los posibles interesados a través de la página web www.casasdepaja.org.

La estructura y los forjados de las casas de paja se suelen fabricar de madera, mientras que la paja se usa como cerramiento para construir las paredes, aunque se han llegado a cargar techos en paredes gruesas de paja y también se han hecho bóvedas y cúpulas con este material.

Según explica Maini, en la construcción es posible utilizar las mismas balas de paja prensadas por las máquinas agrícolas al recolectar las cosechas, o bien fabricarse artesanalmente unos 'ladrillos' más pequeños de este material.

No obstante, en Austria y Alemania, donde este sector está mas desarrollado, hay empresas que se dedican a vender estas balas de paja certificadas para la construcción, algo que en España no existe.

Esta situación provoca que en España sólo puedan legalizarse viviendas unifamiliares para el exclusivo uso del propietario y bajo la responsabilidad del arquitecto, pero que no pueden construirse casas de paja para ponerse a la venta y menos aún proyectar edificios públicos, como escuelas.

Además, las compañías de seguros son reticentes a asegurar este tipo de construcciones.

Valentina Maini destaca que, pese a las apariencias sobre una presunta fragilidad constructiva, existen casas de paja levantadas hace más de cien años, y resalta que la experiencia ha probado que 'son casas muy eficientes desde el punto de vista del aislamiento, y más económicas que si se quisiera un nivel de aislamiento igual con un tipo de construcción habitual'.

Maini asegura, además, que son más resistentes al fuego que las casas de madera, porque la paja está prensada y se evitan los canales de aire que puedan crear un 'efecto chimenea', lo que impide la fácil propagación de las llamas.

Por todo ello, esta bioarquitecta considera necesario revisar el famoso cuento infantil de los tres cerditos, en el cual el que supuestamente era más perezoso construyó con rapidez una casa de paja, mientras sus hermanos, aparentemente más laboriosos, optaron por edificar con madera y con ladrillos, respectivamente.

Al respecto, Valentina Maini explica que la asociación alemana de casas de paja hizo una adaptación de la historia en la que el cerdito que construyó su casa con ladrillos 'se estaba muriendo de frío' y al que usó madera le había costado mucho dinero, mientras el que optó por la paja comprobó que 'era mucho más económica, confortable y sin problemas de frío, por lo que era el más feliz de los tres'.

Maini advierte que el futuro de este tipo de construcción dependerá de la evolución de los precios del material, ya que su coste está aumentando como consecuencia de su utilización como biomasa, y pese a que los agricultores podrían ganar más si emplearan la paja para fabricar 'ladrillos' de este material.

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