PAPELES DEL ROCK

Cuando la psicodelia llegó en blanco y negro

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photo_camera El presentador José María Íñigo, un revolucionario de los programas musicales de la televisión en blanco y negro.

"Último grito" fue con diferencia, el programa más vanguardista, rompedor y transgresor que probablemente se haya hecho nunca en televisión en nuestro país

Cuando hace un mes se conoció la triste noticia del fallecimiento de José María Iñigo, la práctica totalidad de los medios de comunicación se refirieron fundamentalmente a su etapa más conocida, más popular a nivel masivo cuando a mediados de los años 70 presentó el mítico "Estudio abierto", el programa pionero de lo que ahora se llaman “late night shows” que en aquellos tiempos de la única televisión en blanco y negro podía llegar a tener audiencias de más de 5 millones de personas, o cuando en la época de la transición dirigía y presentaba “Esta noche, fiesta”. 

Sin embargo, prácticamente ningún medio recordó, no sé si por desconocimiento o por menosprecio, el hecho de que José María Iñigo fue el pionero de un modo totalmente revolucionario de llevar la música a la televisión a través de un programa que justo a finales de mayo de 1968 -muy significativo- se emitía por primera vez en TVE: "Último grito".


50 años de un programa musical que nunca fue suficientemente valorado ni por el mundo de la música ni por los profesionales del medio televisivo


"Útimo grito" fue con diferencia, el programa mas vanguardista, rompedor y transgresor que probablemente se haya hecho nunca en televisión en nuestro país, y me atrevería a asegurar que quizá también en gran parte del mundo. En 1968, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos los programas musicales, incluso aquellos que se centraban fundamentalmente en el pop y el rock, tenían un formato muy tradicional, muy clásico de los programas de variedades; si se bucea un poco por YouTube se constata que los shows tipo Top Of The Pops o Ready Steady Go! De la TV británica eran del mismo tipo que por ejemplo aquel legendario "Galas del sábado" que presentaban Joaquín Prat y Laura Valenzuela, por no hablar de los ridículos y encorsetados shows de Ed Sullivan o Dick Cavett en América. 

En ningún otro país, excepto en España, se hizo a finales de los años 60 un programa como "Ultimo Grito". Un experimento en el que Iñigo, recién llegado de la Inglaterra más psicodélica en la que Jimi Hendrix, Pink Floyd y Cream eran la sensación del momento y en la que el rock lo estaba cambiando todo, volcó toda la nueva cultura pop que había conocido de primera mano en ese programa.

No era tan solo rock; el comic, la moda, el cine, hasta la publicidad que había revolucionado Andy Warhol, en definitiva lo que aquí ya se empezaba a conocer como el underground, iba a tener un vehículo de difusión si bien limitado -"Ultimo grito" se emitía a través del UHF, la antigua “segunda cadena”, que en esos años tenía una cobertura muy limitada, y que no llegó a ciudades como Lugo, Granada, Cáceres o Murcia hasta mediados de los años 70- muy potente, imaginativo y singular.  

Tomando claramente como referencia las películas de los Beatles más experimentales, José María Iñigo, que supo rodearse para este proyecto de profesionales de la valía de Ivan Zulueta o Antonio Drove, quienes desarrollarían una carrera posterior en el cine realmente singular, rodaba y montaba los programas con un estilo que rompía todos los convencionalismos en las entrevistas a los músicos precursores del rock español de aquellos años y sus reportajes, bien fuera sobre comic, cine de los que se conocía en aquella época como de “arte y ensayo” o sobre la temática que fuera, mostraban un lenguaje nuevo, una forma de hacer televisión que nada tenía que ver con lo que se había hecho hasta entonces.

Cabe incluso afirmar que fueron pioneros del video-clip, en tanto en cuanto se emitían videoclips de producción propia, rodados en cine y en video; “Something” o “Get Back” de los Beatles, “Jumpin Jack Flash” de los Rolling Stones -primera aparición documentada de los Rolling Stones en TVE-, “Communication Breakdown” de Led Zeppelin o “Absolutely Freedom” de Frank Zappa & The Mothers of Invention fueron algunos de los temas a los que con una originalidad increíble pusieron imágenes los creadores de "Ultimo grito". 

TVE mantuvo en su parrilla de programación de la segunda cadena este espacio hasta octubre de 1969, cuando fue nombrado nuevo ministro de información y turismo Alfredo Sánchez Bella, hombre de arraigadas convicciones católicas y de talante muy conservador, que en su condición de tal, ordenó al director de Televisión Española, José de las Casas Acevedo, la supresión del programa. 

Pero "Ultimo grito" dejó un precedente en TVE que en modo alguno pasó al olvido. Su influencia se hizo evidente en muchos de los programas musicales que especialmente en la segunda cadena, orientaban sus contenidos y su realización alejándose deliberadamente del estilo más convencional y para el gran público.

Sin último grito, hubiera resultado imposible que un programa como "Mundo Pop" de Moncho Alpuente o "Musical Pop" de Ramón Trecet, emitidos entre 1974 y 1976 se hubieran podido llegar a realizar. E indudablemente, dejó huella en otro de los espacios más recordados en la historia de la televisión musical española: "Pop-Grama", la “revista del rock y del rollo” tal y como se definía en su cabecera de presentación, así como en “La Edad de Oro” de Paloma Chamorro y en mucha menor medida, en el “Musical Express” que dirigió y presentó Angel Casas desde el centro territorial de TVE en Barcelona entre 1981 y 1983 y con cuya desaparición de la parrilla, terminó para siempre toda una época de la televisión musical en España. 

En un mundo como el actual, en el que YouTube es la nueva y universal televisión a la carta y en la que las caras de incredulidad de mucha gente joven son realmente llamativas cuando se les trata de explicar que hubo un tiempo en el que no solo no existía internet ni telefonía móvil, sino que había un solo canal de televisión que emitía en blanco y negro y que terminaba sus emisiones a las 12 de la noche, quizá no tenga sentido ya, o por lo menos, no tenga ni mucho menos la misma repercusión la presencia de programas musicales en televisión, entendiendo como programas musicales espacios como los que acabo de mencionar.

Otra cosa muy distinta son los shows, los concursos, los programas de imitadores o los reality-shows con la música como telón de fondo, que obviamente no pueden considerarse programas de divulgación ni que tengan en absoluto entre sus objetivos promover la cultura musical. La dictadura del share, la espada de Damocles de los índices de audiencia, la competencia entre los holdings de la comunicación y la telebasura llevada en ocasiones al extremo más insoportable. 

Pero por ello, creo que en este medio siglo de vida, vale la pena recordar el gran esfuerzo de imaginación que supuso aquel "Ultimo grito". Un programa que nacía el mismo año en el que en Radio Centro comenzaban las emisiones del "Musicolandia" del Mariscal Romero, el espacio pionero de la radio rock en nuestro país con permiso de las estaciones de la base americana de Torrejón de Ardoz, nacía en Pamplona la primera revista de rock que se publicó en España, Disco Express y -perdóneseme el topicazo- Massiel ganó el festival de Eurovisión luciendo una minifalda contra la que aún algunos sacerdotes en la España de 1968 desde determinados púlpitos lanzaban encendidas diatribas señalándola como una peligrosa tentación que el diablo usaba para tratar de arrastrarnos al pecado. 

''Último grito" inspiró finalmente una película absolutamente genial, en donde el tándem José María iñigo-Ivan Zulueta llevó todo ese espíritu rompedor y aconvencional a una surrealista historia que se llamó “Un, dos, tres... al escondite inglés” que se estrenó ya en 1969 y que el año próximo entiendo que TVE debería volver a programar. Si tienen ocasión de verla, no desaprovechen la oportunidad.

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