Los fondos municipales de la primera planta

Conforma el frontispicio de la muestra “Homenaxe a África”, 1978, y “Lembranzas”, 1995, obra aquella de Vidal Souto que es una ventana a la universalidad, siendo esta la rememoración de Antonio Quesada (+), zamorano-vigués por trabajo y vida, de su paisaje urbano ourensano de infancia y adolescencia. Es la segunda parte de esta gran exposición cuya primera, en la planta baja, glosamos en julio pasado. Preside la sala X. Conde Corbal quien firma “Os milagres de D. Ramón” el año siguiente al entierro del patriarca das letras galegas el 12 abril de 1976, con las corrientes del galleguismo en tregua en el funeral que sale de la catedral con el féretro envuelto en la bandera gallega, cuando no habían transcurrido más que unos meses de la muerte del dictador Franco. En los ángulos del recinto las piezas escultóricas. A la entrada las de Pestana y Baltar, este con unos “músicos” medievales, anteriores a su interés por las gentes y monumentos de Ourense y provincia, esencia de su temática iconográfica. Al fondo las espléndidas “Galegas na pandeirada” de Aurelio Iglesias, y Borrajo, cuyas “ás” merecían un pedestal más alto a fin de calibrar mejor sus perfiles. En los medios se hallan las piezas de Basallo y Fernando Barreira. La de este es “Carmen”, significado e histriónico busto femenino, una de sus escasas muestras en bronce que nace con perfil incardinado en el valle de Monterrei con la conocida iconografía del reconocido pintor y diseñador verinense. En la sala hay muestras pictóricas de Pedrosa, Rivas Briones, Carlos Viejo (a) “Vello” o Lazcano. La de Leandro es un interesante trampantojo y los “Manteis da señorita Abundancia” de César Prada son una muestra de su arte alegre y vitalista. Xurxo Oro, un nombre propio en la nueva escultura gallega, está aquí con una gran pintura de los noventa, y Alexandro con su lluvia, tan oscura y expresiva. El gaiteiro del ferrolano Zapata, tan ourensano, al igual que el zaragozano Corral Díaz, llegado con luz de la Mancha para un largo servicio militar en los años cuarenta, mas casó, y se convirtió en crítico de arte y profesor de Artes y Oficios. En este trabajo docente coincidió con el vitoriano Luciano Cárcamo Uranga, militar laureado del ejército quien finalizada su estancia en África se asienta en Ourense para poner academia tras recuperar su vocación primera que le llevó a Bellas Artes de Barcelona. Esta aldea de 1956, de pincelada tallada con luz y penumbra en contraste explicita su calidad en el dibujo y el manejo del color. A la vista de estas obras, y las que se hallan a la entrada, en el piso bajo, puede la ciudadanía percibir la profundidad del elenco del depósito de obras que son patrimonio municipal de la ciudad. Aquí se hallan la mayoría de los veinticinco autores esenciales que se exhibieron en la Sala José Ángel Valente en el verano de 2014. La cuaternitas perfecta será el día en que se mejore la información en sala, tanto en la ficha signaléctica como el catálogo, aún sin presentar.