Hace medio siglo que Iggy Pop quiere ser tu perro

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photo_camera Unos jóvenes "The Stooges" posan ante la cámara con el incombustible e histriónico Iggy Pop a la cabeza.
Rock básico, hecho desde las tripas y que transmitía esa ira propia del punk, aunque con guitarras que les entroncaban con el más primigenio hard-heavy de los 70

En estos días, casi en las últimas horas de este singular periodo del año que separa los meses de julio y agosto, Iggy Pop ha puesto en circulación en redes sociales y plataformas de streaming el segundo single de adelanto de lo que va a ser su nuevo disco de estudio, "Free", un tema cuyo título nos lleva a uno de los iconos de la literatura y el cine de espionaje de los tiempos de la guerra fría del siglo XX: “James Bond”.

No obstante, lo que nos trae a la iguana de Detroit a estos “Papeles de rock” es, de nuevo, el hecho de que dentro de la maraña de conmemoraciones y efemérides que concurren en este año de 2019, una de las que me llama la atención que menos se haya comentado es la del medio siglo de vida de ‘The Stooges’, el álbum debut de una de esas bandas con toda seguridad muy poco valoradas en su momento, pero que por su originalidad y por su capacidad de influenciar y permear tantos terrenos dentro del rock, hoy nadie les niega el estatus de formación de culto absoluto en la historia de nuestro género musical. 

Si me lo permiten, déjenme que les cuente una anécdota personal acerca de cómo profundicé en los Stooges de Iggy Pop: Enero-febrero de 1994, Barcelona. Me encontraba en mi querida ciudad condal, a la que siempre he considerado mi segundo hogar, para hacer una presentación de mi primer libro, “Historia del Heavy Metal”, y me alojé en esos días en casa de un viejo y apreciado amigo, Norbert Coll, quien por su edad vivió y conoció el mundo del rock'n'roll en los 70, cosa que yo no conocí a ese nivel por razones obvias dado que nací en 1967. Había leído mi libro y al poco de instalarme en su casa, me espetó, casi irritado: “Oye, ¿cómo es que en este libro prácticamente no mencionas a los Stooges?”. Le contesté: “bueno, yo veo a los Stooges más cerca del punk que del heavy metal” y en cuestión de segundos, sin apenas mediar palabra, sacó de una estantería su copia en vinilo de "The Stooges" y lo puso en el tocadiscos. Apenas habían transcurrido 45 segundos desde que empezó a sonar ese disco y supongo que viendo mi cara de descoloque, Norbert me dijo: “Venga tú, dime que esto no es heavy”. Pensé para mis adentros: menudo zasca me acabo de llevar. 

Aquella escucha venció mis ideas preconcebidas -más por lo que había leído que por lo que había escuchado, defecto propio de principiante en el periodismo musical- y en efecto, no tardé en darme cuenta que tal y como sucedía sin ir más lejos con los Blue Cheer o MC5, a los que sí había escuchado más, The Stooges pertenecían a ese tipo de grupo que hacía un tipo de rock duro, fuerte, agresivo, pero que partía de otras premisas y tenía otra naturaleza diferente de la de Led Zeppelin, Black Sabbath o Grand Funk Railroad, más cruda, más desgarrada incluso, y que precisamente por eso, podía ser reivindicada por lo que a mediados de los 70 fue el estallido punk. 

Rock básico, hecho desde las tripas, para escuchar a muy alto volumen y que transmitía esa ira propia del punk, aunque con guitarras que les entroncaban con el más primigenio hard-heavy de los 70. En el mismo año de "Led Zeppelin I" y "Led Zeppelin II" o de "Black Sabbath" desde Detroit una banda escupía desde sus amplificadores la misma energía, pero con otra actitud. Esos eran The Stooges.  

Para este primer disco entregado en cumplimiento de su contrato a Elektra, el grupo grabó cinco temas muy básicos, que eran esencialmente el set-list de sus actuaciones en vivo, es decir, "I Wanna Be Your Dog", "No Fun", "1969", "Ann" y "We Will Fall". Unas canciones típicas de los Stooges de la época, composiciones de dos minutos que en directo se alargaban improvisando durante varios minutos más. Elektra sin embargo les dijo a los Stooges que necesitaban más material para completar un LP. Según Iggy Pop, "Dijeron: '¡No hay suficientes canciones!' Así que mentimos y dijimos: 'Está bien, no os preocupéis, tenemos muchas más'. De manera que esa misma noche, a contrarreloj, escribimos cuatro temas más, entre los que estaban "Real Cool Time", "Not Right”, "Little Doll" y "Asthma Attack". En cualquier caso, esta última permaneció inédita hasta que se recuperó para ser incluida en el la caja recopilatoria "Handmade". 

Elektra rechazó una mezcla inicial del productor John Cale, que también permaneció durante años guardada en un cajón dado que la mezcla del álbum que se puso a la venta en 1969 fue realizada finalmente, como es sabido, por el propio Iggy Pop y el presidente de Elektra Records, Jac Holzman. Cuatro de las mezclas de Cale aparecerían más tarde en el disco extra de una versión reeditada en 2005, con la corrección de tono aplicada y cinco años más tarde, las ocho mezclas originales de Cale se lanzaron sin modificación alguna en el primer disco de una edición de coleccionista puesta a la venta en 2010.

"The Stooges" fue lanzado el 5 de agosto de 1969 y como hemos señalado, no obtuvo en modo alguno una buena acogida por parte de la crítica. En gran medida, los Stooges hacían un estilo que se anticipó seis años a su tiempo, y al ser un disco de rock que no entraba en ninguna de las categorías al uso en aquel momento, la prensa lo trató muy duramente. Cuesta trabajo leer, por ejemplo, como Edmund O. Ward, de Rolling Stone, lo calificó de "ruidoso, aburrido, insípido, sin imaginación e infantil", aunque admitió que "le gustó". En parecidos términos se expresó el hoy reputadísimo crítico Robert Christgau, que dijo de ‘The Stooges’ en The Village Voice: “Es la mejor definición de la estupidez en el rock”. Más acertada se mostró la por aquel entonces periodista y actualmente afamada historiadora del rock Denise Sullivan, quien no dudó en clasificarlo ya en 1969 como “un futuro clásico del rock'n'roll”. 

El tiempo da y quita razones… a pesar del criterio de los periodistas de Rolling Stone de aquella época, en 2003, el álbum ocupó el puesto número 185 en la lista de la revista fundada por Jann S.Wenner de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos. La misma revista incluyó "1969" en su lista de "Las 100 mejores canciones de guitarra de la historia del rock".  

Y por encima de todo ello, cada vez que Iggy Pop se sube al escenario, se retuerce, metamorfosea y contornea por el suelo del escenario, sigue gritando que quiere ser tu perro. “I Wanna Be Your Dog”, tema mítico ya también de uno de los mejores espectáculos que se pueden disfrutar en ciudades como Madrid o Barcelona: El Anti-karaoke. Pregunten, pregunten  si no me creen a Bertha M.Yebra, la musa, fundadora y directora espiritual de un clásico de nuestra literatura rockera, la revista Popular 1. Por cierto, desde aquí, muchos besos, jefa.

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