La luminosa trayectoria de un joven modélico verinense

Lo más impactante de este libro es que comienza por contar la trágica muerte del protagonista del mismo, Carlos André Poutz. Tenía 23 años, había nacido en Verín en una familia muy conocida de comerciantes; don Alejandro André y doña Juana Poutz de origen francés, y se encontraba en La Coruña haciendo el servicio militar en 1957. Estaba dando un paseo con unos compañeros por las cercanías de la Torre de Hércules cuando un resbalón lo hizo caer siendo arrastrado por una ola. El mar devolvió su cadáver pocos días después. Cinco años más tarde el fraile de la Salle, F. Lara Vivar, publicaba su biografía titulada: “Chailot (mote de Carlos) o una trayectoria luminosa”. En 170 páginas Lara cuenta, con un tono un tanto melífluo, la corta vida del joven Carlos destacando su profunda religiosidad, su entrega al prójimo y todas sus virtudes sin que en ningún momento aparezca ni el menor atisbo de un defecto. Sin duda la biografía es fruto no solo de los valores espirituales del joven Carlos sino también del impacto que su trágica muerte produjo en Verín, en donde su cadáver fue recibido y despedido por una multitud de vecinos, según se refleja en la crónica del corresponsal de La Región del 25 de Febrero de 1957: “Joven de excelentes cualidades, cordial, bueno, de carácter abierto, religiosidad honda, simpatía atrayente e hijo modelo”, así lo describía el cronista del periódico. El autor de la biografía, además de insistir en la labor apostólica y religiosa de Carlos como Presidente de Acción Católica y miembro de la Congregación de María Inmaculada, no olvida destacar la faceta profesional del joven André en la tienda de su familia llamando la atención el buen trato que daba a sus clientes y empleados. Verín se volcó en el entierro de Carlos después de su trágica muerte en La Coruña. La biografía incluye fotos del joven desde su primera comunión, del chalet de sus padres (“Meu Lar”) en el que había nacido, del colegio San José en donde comenzó su piadosa actitud, vestido de soldado y, sobre todo, de su entierro al que asistió todo Verín. Tal es la admiración del autor por su biografiado que no duda en adjudicarle, sin pronunciar la palabra milagro, su curación de cuatro días de fiebre e insomnio, sin dormir día y noche. Lo cuenta así: Cogió la fotografía de Carlos, le prometió que visitaría su tumba y le pidió que consiguiera que Jesús le devolviera la salud. Y sin más cayó en un profundo sueño durante el cual soñó que veía a su admirado Carlos caminando muy deprisa por la Avenida de Portugal. El final de tan curioso libro es una novena que debe rezarse para pedir a Dios “la glorificación” del desdichado Carlos a quien todos conocían por el nombre que da titulo al libro, “Chailot”. La publicación, como si de una obra religiosa se tratara, lleva el “Nihil Obstat” del sacerdote don Agustín Mosquera, el “Imprimatur” del Obispo de Orense Angel Temiño y el permiso de los superiores de la orden religiosa del señor Lara Vivar. El libro está editado en Santander. (Fondo Biblioteca Diputación). Fin de la serie.