Arte et alia

El museo municipal, arte en clave femenina

La peineta de Barreira, en el frontispicio
photo_camera La peineta de Barreira, en el frontispicio de la muestra.

Estamos ante una exposición nacida desde la fuerza de la resiliencia y la sororidad. Es una muestra de arte. Ha surgido en el contexto del mes de marzo, y del 8M, Día Internacional de la Mujer. Es ahora así su denominación, en un más amplio contexto, la convocatoria reivindicativa nacida como Día de la Mujer Trabajadora, desde 1911. Es también un mostrar arte como bien patrimonial. Es así, desde la terquedad de los hechos, con las creaciones de las mujeres y hombres artistas que han ido ingresado sus obras en el curso de los años en el Museo Municipal de Ourense, hoy sus depósitos, que salen hacia los focos públicos desde una mirada femenina, en la selección, desde el concepto. Es asimismo la fuerza del agua mansa... 

Desde sus dos plantas, la comisaria Eva Torres ha dispuesto un eje de fuerza en el espacio de la sala baja con las obras de Antón Pulido y Xaime Quessada. Es la de Antón una mujer de su etapa expresionista, en gama cromática fría, “Lúa chea”, 1990, que hacía pareja con otra suya con la luna en creciente y el desnudo cuerpo femenino en un cálido color rojo…, siendo la de Xaime, “Nu”, 1985, alusiva a la tortura. En la de la primera planta hay otra suya cuando aún firmaba J.Q., 1966, madre con pañoleta y niño, a los que se aproxima un Ángel en vuelo en un paisaje con mariposas y palomas. Frente a ella se halla una meritoria obra de Jesús Soria, 1929, una joven mujer y niñas, todas con flores, obras ambas candorosas, de aire alegórico y base religiosa. Fue profesor de instituto y alcalde de Ourense, un personaje influyente en la ciudad. 

Lúa Chea de Pulido, y obras de Prieto Nespereira

Abre la planta, en su frontispicio, “La peineta”, de Fernando Barreira, 2007/2009, que expresa el dolor de la folklórica desde el ojo con sangre. A sus lados obras de Heriberto Muela y Prieto Nespereira. Nos gustó ver “Vivienda múltiple” de Jorge A. Varela, 1995, una pareja sobre un pedestal en el tejado de una casa-roca con puerta de cera; y asimismo la de J. Díaz, 1995, mujer semidesnuda con su ropa en vuelo, el desnudo azul de Marga Mondelo, 2003. Con “Cadera”, 1994, de Ofelia Cardo, realizada con un panty negro, y el grillete con cadenas y bolas de hierro sobre ladrillos de yeso, “Pearls of Venus”, de Graham High, nos adentramos en las poderosas metáforas visuales de las instalaciones. Hay aportaciones de interés de Tareixa y César Taboada, la terracota de Ramón Conde o la “Nai pescantina” de Francisca Castro. A la izquierda de la entrada general Alexandro, Vidal y Quessada, y un Xose Cid, hermoso busto broncíneo de 1999. Al otro lado, diversas obras de Julio Prieto Nespereira, quien tuvo sala específica en la segunda planta del edificio. Ahora lo ocupa en silencio “Reencuentros y banalidades”, experimento fotográfico de Beatriz Durán Ferreiro: son 59 atardeceres de los días de confinamiento, expresión de la soledad u otras tantas “formas de sobrevivir” dice la autora, profesora auxiliar de educación especial. En suma, el aire femenino y sus frutos.

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