Pep Coll dice que 'Lourdes continuará existiendo como respuesta a necesidades humanas'

El escritor leridano Pep Coll
El escritor leridano Pep Coll, que acaba de publicar la novela 'Les senyoretes de Lourdes' (Las señoritas de Lourdes) con la que en diciembre pasado obtuvo el Premio Sant Jordi, mantiene que el santuario católico francés continuará existiendo como 'respuesta a las necesidades humanas'.
En una entrevista, Coll reflexiona sobre el fenómeno de Lourdes, del que trata en su último título, donde también traza, alejándose de las hagiografías al uso, un retrato muy particular de Bernadette Soubirous, la niña que un jueves de Carnaval de 1858 aseguró haber visto a una señorita con vestido blanco en una cueva cercana a su pueblo.

Con más de dos años de trabajo de campo y de documentación, recuerda el autor de Pessonada (Lleida) que el Pirineo siempre le ha interesado como tema literario, mientras que el caso de Lourdes le atrae como algo 'muy sorprendente y extraño, una especie de terremoto que en su momento lo removió todo, tanto en aquella zona, como dentro del propio catolicismo'.

'El santuario -prosigue- si tiene un final, lo tendrá muy lento, porque responde a las necesidades humanas, ya que seguirá sirviendo a aquellos que no tienen curación, pero quieren intentarlo, al margen de la ciencia. También porque es un misterio en sí, aunque cada vez se hable menos de las curaciones y el último de los milagros sea de los años cincuenta del siglo pasado'.

Respecto a la novela, editada por Proa, subraya el autor catalán que, además de mostrar su personal visión a partir de documentos auténticos de la figura de Bernadette, 'la primera santa mediática de la Historia', quería desarrollar como mensaje de fondo lo que supone para la mujer la maternidad, pero también la virginidad, y el desasosiego que provoca en una persona y en un pueblo de provincias un hecho sorprendente.

A su juicio, la aparición de la Virgen desencadenó allí tanto 'ilusiones, como desencantos y odios. Todo se despertó', apostilla.

La adolescente Bernadette, que contaba 14 años y era una muchacha maltrecha y tísica, quedó atrapada por lo que dijo ver en una cueva, pasando, según Coll, 'de ser una niña a la que nadie miraba, a no poderse quitar la gente, literalmente, de encima'.

Si hasta ahora, las biografías de la santa dibujaban a la pastorcilla francesa como un ser celestial, en el seno de una familia feliz, Pep Coll esboza a un personaje hambriento, rodeado por una madre, que no deja de ser una pobre mujer, casada con un hombre mucho mayor, bizco y borracho, viviendo en el antiguo calabozo de Lourdes, hacinados, junto a sus otros tres hermanos.

En su habitual estilo directo, Coll no se olvida de incluir escenas de sexo entre los progenitores de Bernardette, ni de describir a la adolescente, en pleno éxtasis, revolcándose por el frío suelo, frente a la cueva, comiendo hierba.

También atrapa al lector en las primeras páginas, desenterrando el cuerpo de la muchacha en tres ocasiones -lo que ocurrió en la realidad- tanto para reconocer el cadáver como para intentar extraer de él alguno de sus órganos.

Sostiene Pep Coll que si estos hechos se narran 'a la manera humana sorprendes al lector, mientras que si se cuenta desde el punto de vista religioso todo parece normal'.

Coleccionista de premios en los últimos años, este profesor nocturno de un instituto de Lleida confiesa que ya está metido de lleno en otro proyecto, del que sólo avanza que tiene que ver con leyendas de Cataluña.

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