El instructor Rubén Suárez fue el encargado de presentar 'al alpinista español más famoso' como 'el último romántico que entiende la montaña en estado puro', César Pérez de Tudela (Madrid, 16 de junio de 1940).
Abogado, periodista, escritor y sobre todo alpinista Pérez de Tudela enganchó con su contundencia y claridad. Sentencias constantes que demostraron una firme convicción en lo que defiende, 'el deporte puro', y lo que ha vivido, 'la montaña es la escuela de la vida'.
Pinceladas filosóficas -'hay que perseguir la bondad'- alternadas con anécdotas como 'las clases al Príncipe en la Zarzuela sobre cómo hacer fuego' o el día que le concedieron la medalla al mérito deportivo en el que dudó 'si realmente la merecía y cuando me vi rodeado de tantos futbolistas me dije, 'me la merezco mucho más que todos éstos'. Yo me había jugado la vida'. Pero sobre todo reflexiones sobre el alpinismo. El que defiende: 'El alpinismo es una actividad extrema, he pasado mucho miedo. Vamos a la montaña a coleccionar sentimientos'. Y no el que amenaza con asentarse: 'Lo importante de la montaña no es su altura, es su significado. Los que vulgarizan el alpinismo coleccionando picos no están en el camino. Me gusta ir a la montañas menos conocidas, no a las que todo el mundo va. El alpinismo es como la vida, cada uno debe abrir su propio camino'.
En más de 50 años de alpinismo ha tenido tiempo para jugarse la vida constantemente y para ver como la perdían muchas caras conocidas incluida su esposa. 'La vida es una superación de cansancios', dijo en un discurso ante Alberto Ruiz Gallardón. 'Voy a seguir subiendo para seguir sabiendo quién soy y para contarlo'.
Una conferencia sin doble fondo y en la que César Pérez de Tudela ratificó públicamente su innegociable vinculación a la montaña y en la que también tuvo tiempo para elogiar a una ciudad que 'está preciosa. Ahora no veo las montañas como hace 40 años cuando estuve por primera en La Región'.
Un histórico del alpinismo mundial con cuerda para rato. Voz autorizada para expertos y recomendable para quienes se inician en un mundo donde el camino es tan importante como la meta.
Pinceladas filosóficas -'hay que perseguir la bondad'- alternadas con anécdotas como 'las clases al Príncipe en la Zarzuela sobre cómo hacer fuego' o el día que le concedieron la medalla al mérito deportivo en el que dudó 'si realmente la merecía y cuando me vi rodeado de tantos futbolistas me dije, 'me la merezco mucho más que todos éstos'. Yo me había jugado la vida'. Pero sobre todo reflexiones sobre el alpinismo. El que defiende: 'El alpinismo es una actividad extrema, he pasado mucho miedo. Vamos a la montaña a coleccionar sentimientos'. Y no el que amenaza con asentarse: 'Lo importante de la montaña no es su altura, es su significado. Los que vulgarizan el alpinismo coleccionando picos no están en el camino. Me gusta ir a la montañas menos conocidas, no a las que todo el mundo va. El alpinismo es como la vida, cada uno debe abrir su propio camino'.
En más de 50 años de alpinismo ha tenido tiempo para jugarse la vida constantemente y para ver como la perdían muchas caras conocidas incluida su esposa. 'La vida es una superación de cansancios', dijo en un discurso ante Alberto Ruiz Gallardón. 'Voy a seguir subiendo para seguir sabiendo quién soy y para contarlo'.
Una conferencia sin doble fondo y en la que César Pérez de Tudela ratificó públicamente su innegociable vinculación a la montaña y en la que también tuvo tiempo para elogiar a una ciudad que 'está preciosa. Ahora no veo las montañas como hace 40 años cuando estuve por primera en La Región'.
Un histórico del alpinismo mundial con cuerda para rato. Voz autorizada para expertos y recomendable para quienes se inician en un mundo donde el camino es tan importante como la meta.
