La árbitra de Ourense que detuvo un partido por su juramento hipocrático

Florina Medrea, arbitrando un partido en el Vedruna.
photo_camera Florina Medrea, arbitrando un partido en el Vedruna.

La colegiada y médica ourensana Florina Medrea tuvo que interrumpir un partido para atender una urgencia en la acera

Florina Medrea regresaba el pasado fin de semana a las canchas tras varios meses de excedencia para realizar el MIR y unas pequeñas vacaciones para recuperar fuerzas tras muchos días de 14 horas estudiando como rutina. Médica y árbitra, o viceversa. El orden no afecta y el sábado lo puso en práctica incluso a la vez. 

En el pabellón del colegio Blanco Amor estaba dirigiendo el partido infantil masculino del equipo local y el Val de Lemos cuando fue reclamada de urgencia para “cambiar” de uniforme. “Entró un señor en la pista y directamente preguntó si era médica y que había un problema urgente en la calle”, explica la protagonista de un historia que pone en práctica el juramento hipocrático al que está obligado cualquier médico. “No lo dudas ni un segundo. Salí corriendo a la calle, de hecho creo que di el esprint de mi vida. Me encontré con un señor bastante mayor que se había caído en la acera y la verdad es que tenía un golpe bastante fuerte y muy aparatoso. Tenía una herida grande y estaba sangrando bastante”. Y añade: “Aquí mi función no es curarlo o hacer nada más allá de explorarlo, inmovilizarlo y conseguir que esté estable esperando a que lo lleven a un centro médico. Nunca perdió el conocimiento, pero es verdad que cuando le dije que era médica se quedó un poco más tranquilo. Además, llegó la Policía y pudieron llamar a su casa, que vivía muy cerca por cierto, y también vino su mujer hasta que llegó la ambulancia y se lo llevaron”.

Y otra vez al silbato, aunque sin cabina de teléfono para cambiarse: “Entré con bastante sangre y le pedí disculpas a los niños por haber tenido que parar el partido, pero hice lo que tenía que hacer. Reanudamos el juego y ya está. No hice nada extraordinario, cumplí con mi obligación”. Aunque la gente que estaba en el pabellón no lo debió ver así y se puso aplaudir a la “doctora Medrea”: “Estas cosas me ponen muy roja”.

De hecho, no es la primera vez que Flor se pone la bata blanca en medio de un partido: “Hace tres años tuve que atender una crisis epiléptica a una persona que estaba en la grada. Y en la calle es algo que, desgraciadamente, me ha pasado más veces”.

Traumatología, rayos o neurocirugía. Flor está esperando la plaza y mientras seguirá con el baloncesto. Por cierto, le gustaría saber que tal está el señor Jose y el fin de semana volverá a arbitrar.

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