Agustín González, Tinín, lleva más de tres décadas a la cabeza del club ADAS de O Barco, situado entre los mejores de Galicia
En los años 40, cuando la marcha atlética sonaba casi a ciencia ficción, el ourensano José Ruiz López no encontraba rival a nivel estatal. Pero la Federación lo obviaba, decantándose en su lugar por otros atletas, y le terminó regateando el billete para las olimpiadas de Londres 1948 y Helsinki 1952. Desengañado y con el orgullo herido, López se marchó a Venezuela, y no retornó a casa hasta sus últimos meses de vida, cuando compartió vivencias y recuerdos con su sobrino, Agustín González, Tinín, al que inocularía definitivamente el virus del atletismo. Treinta años después de ese reencuentro familiar, Tinín es ahora el incombustible motor de este deporte en Valdeorras.
“A finales de los años 70 empecé a dar clase en varios colegios de la zona, y poco a poco fui intentando que los niños se involucrasen en los deportes. Baloncesto, voleibol –de aquí salió el internacional absoluto Jorge Fernández- y atletismo, que sería en lo que me acabaría centrando, a partir de 1987”, rememora Agustín González. Cinco años antes de esa fecha fundaría el ADAS O Barco, club atlético decano de la provincia y con el que empezarían a introducir a un nutrido grupo de niños en los secretos del campo a través y las carreras populares.
Fue el año 1993 cuando se marcó un hito en la cronología del atletismo de la comarca, con la inauguración de la pista de atletismo. Ahí arranca la segunda parte de una historia en la que Agustín González y los suyos fueron subiendo escalones. Una potente base de atletas –procedente de los colegios e institutos que tan bien conocía Tinín-, entrenadores y jueces; una sólida estructura que acabaría desembocando en la delegación propia –“importante para estar en el corazón del atletismo gallego” y en la construcción, en definitiva, del tejido sociodeportivo del deporte de la zapatilla en O Barco. Un relato que alcanzaría un clímax en forma de ascenso a la División de Honor en 2012. Por motivos económicos los valdeorreses tendrían que renunciar, pero lo más importante ya estaba conseguido: “Contribuimos a situar esta comarca en el mapa, y colocamos a un club modesto, de un sitio pequeño alejado de todo, entre los dieciséis mejores equipos de España. Un orgullo tremendo”, destaca.
Presente y futuro
Basta con echar un vistazo a la lista de inscritos a cualquier campeonato de España para darse cuenta de los frutos que han germinado después de estos 30 años de trabajo. “Junto al ourensano Alfonso Palomanes, en el estatal de pista cubierta de hace dos semanas nos encontramos con los valdeorreses Luis Moro –bronce- y Leticia Gil. Dos atletas que, si no hay problemas, repetirán en el Campeonato de España al aire libre junto a sus vecinos Eva Arias y Carlos Revuelta”. Cuatro nombres destacados del panorama atlético español, todos con la camiseta del ADAS bien guardada en el armario.
¿Y el futuro? “Ya tenemos con nosotros a hijos de los chavales que entrenamos en los años 80 y la verdad es que en la pista hay muy buen ambiente, con atletas como Natalia Mondelo en cadetes, Ana García Arias en juveniles o Eva Doporto en juniors. Pero más allá de triunfos y medallas, lo que buscamos es que la gente que empiece se enganche al atletismo para que el club tenga continuidad”.
Precisamente eso, el largo plazo, es la mayor preocupación de González: “¿Qué pasará cuando lo deje? Ninguna obra es buena si no supera a su creador. Estoy muy agradecido a toda la gente que colabora con el club, a los veteranos, a Proinor –nuestro principal patrocinador-… nada de esto hubiese sido posible sin ellos. Pero ahora tengo 54 años, llevo 32 con el ADAS, y es inevitable pensar en la transición. Es lo que me queda por hacer, conseguir que todo esto continúe cuando yo me aparte”, señala Tinín. Porque con el pasado y el presente bien escrito, el atletismo barquense debe pensar en el futuro.
